Capítulo 3. Parte 2.

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Me di cuenta, por extraño que fuera, que el resto de pacientes eran chicos, fue entonces cuando entendí el silencio del principio. Si llevaban mucho tiempo hospitalizados sólo habían visto a las enfermeras, y claro, Raquel es preciosa. Tenían más o menos mi edad, incluso algún año más y eran muy guapos, lo que hizo sonrojarme. Pero, claramente había uno que destacaba y era...

-Hola, yo me llamo Jorge, tengo diecisiete y sufro de ansiedad.

-Yo soy Manuel, tengo catorce y soy anorexico nervioso.Y así se fueron presentando: David, quince y sufre bulimia. Diego, dieciséis, cáncer de pulmón. Sergio, quince, bipolaridad. Nico, el más mayor, dieciocho, tumor pulmonar.

Cada enfermedad más fuerte, más terminal. Lo que me hizo sentirme tonta por quejarme de mi físico. Pero sabía que mi enfermedad era como cualquier otra, aunque por lo menos tenía esperanza, por que ahora ser anoréxica parece hasta normal. Es asqueroso que un problema tan grave sea uso de llamadas de atención de crías estúpidas  o que se hable tan abiertamente de ello e incluso que se insulte con ello. No habría que juzgar a nadie por su físico por que luego pasan estas cosas y estas enfermedades y la persona es tonta por hacer caso a los insultos cuando el modelo de belleza ahora es ese. Una tía esquelética. No entiendo por que narices se tienen que usar enfermedades como son la bulimia, la anorexia, la bipolaridad, la depresión o incluso el acto de cortarse las venas, para llamar la atención cuando la gente que sufre de ellos están hundidos en la mierda. Pero en la sociedad tiene que haber de todo ¿no? Todo lo que no te haya pasado o a ti o a alguna persona cercana, se toma como objeto de bromas y de chistes.

Jorge, para mí, el más guapo, se fijó en mi camiseta, y me susurró en la oreja:

-'Los libros fueron lo único que me hizo sentir que no estaba completamente solo'

A lo que yo le devolví el susurro diciéndole:

-'Amar es destrucción y ser amado es ser destruido'.

-Dios mio, eres lectora.

-Pues sí- me sonrojé- Es lo único que me ayuda a no pensar en mi mierda de vida- y me reí.

El también se rió.

-Touché.

Como estaba sentada cerca de él, podía oler su colonia. One million, dios, hasta su colonia tenía clase. Era alto, un metro ochenta más o menos. Moreno y con ojos verdes. Sí, definitivamente fue flechazo. Empezamos una conversación sobre libros, porque eran tan importantes en nuestras vidas. Llegamos a contarnos un poco nuestra biografía.

-Me detectaron ansiedad cuando estaba jugando al fútbol, hace unos cinco meses. Era un partido muy importante y yo estaba muy nervioso. Había una persona importante viendo el partido. Cuando el entrenador avisó de esto al equipo semanas antes me dijo que tenía las cualidades que la persona buscaba y que si lo hacía bien podría llegar a ficharme. Era un equipo importante y ya me darían dinero. Estaba tan nervioso que estuve sin comer todo ese tiempo. Sentía el estómago cerrado, no me entraba nada. Y como era de esperar, el día del partido entre el hambre, los nervios y el calor, me desmayé. Quedé fatal y la gente se rió de mi varias semanas seguidas. Creo que de ahí derivó mi fobia social. Me ingresaron un mes después cuando volví a desmayarme. Y a partir de ese momento me traen aquí dos semanas al mes. Parece que mi ansiedad es como la regla, se intensifica unos días al mes, y tengo que estar ingresado por que los mareos son constantes. Pero ahora estoy aquí otra vez porque me han detectado depresión.

Me quedé impresionada, de la fuerza de ese chico de su valentía. Jorge miró su reloj, eran las ocho de la tarde. Se tomó una pastilla.

-Es para la ansiedad, me ayuda a relajarme.

Asentí y seguimos hablando. Le conté mi historia y bueno, todo el rollo que le había contado a las doctoras.

-Dios mío, y yo que pensé que mis problemas eran graves. No te lo tomes a mal. Lo digo en el lado positivo, la gente siempre me ha dicho que soy muy fuerte al soportar todo esto, pero es que si yo soy fuerte, tú eres una superheroína, muchacha.

Me reí.

-Tú problema es tan grave como el mío, y si yo fuese fuerte no me habría tomado veinticinco pastillas, recuerda.

-Que te hayas tomado pastillas no quiere decir que no seas fuerte. Es más, quiere decir eso. Muy pocas personas serían capaces de hacerlo. ¿Que es la vía más fácil? No te lo niego, pero tú has tenido que soportar comentarios, y expectativas y no todo el mundo aguanta tanto como tu lo has hecho. Eres fuerte Tatiana, creeme.

-Gracias y que sepas- dije con una sonrisa- que tú también lo eres.

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora