Me paré en seco.
Cómo sabía el eso.
COMO NARICES LO SABÍA.
Mi respiración se aceleró y creo que estuve divagando por que no me di cuenta de que el estaba mi lado. Pero en cuanto llegó mi cerebro reaccionó por mi.
-Qué coño dices.
-Solo te he preguntado...
-Pues no lo preguntes. Deja de inventarte cosas.
-Pero no me lo he inventado. Hay chicas en clase que lo dicen.
-Pues diles que paren de inventar.
-Te he estado observando.
-No me hagas reir.
-Es verdad, y siempre o vas muy tapada, o con pulseras.
Se me acababan las excusas.
-Eso no tiene nada que ver
-Lo sé.
-Pues entonces déjame en paz de una vez ¿quieres?
-Muestrame tus muñecas.
-¿Perdona?
-Muestrame tus muñecas y te dejaré en paz.
-Tu flipas.
Pero como veía que no iba a acabar ahí la cosa salí corriendo todo lo rápido que pude. Llegué a un parque antes de que el pudiera alcanzarme, todas esas tardes de carreras habían servido para algo. Me subí al tobogán para que no pudiera tocarme.
-¡DÉJAME EN PAZ DAVID!
-Muestramelas Tatiana. Muestrame que es mentira lo que dicen y te dejaré en paz.
-Y qué más te da si es mentira o no.
No contestó, sólo me miró.
-No hace falta que contestes. Si ya se por qué te interesa tanto. Si te digo ahora mismo que si, iras por ahí diciendo que la débil de Tatiana se quiere suicidar. Pero si te digo que no, y te muestro las muñecas empezarás a decir que no soy tan valiente como para hacerlo. De ambas formas te reirás de mi con tus amiguitos.
-Eso no es así.
-Mentira- grité.
Estoy segura que aunque estábamos en un sitio despejado mis gritos habían llegado al otro lado de la ciudad. No me había dado cuenta de que estaba llorando.
-Solo me gustaría saber qué motivos tendrías para cortarte la venas.
-¿¡EN SERIO!? Eso no te lo crees ni tu. No me vas a dejar hasta que no te diga nada ¿no?
-Exacto.
No tenía nada que perder.
-¿Sabes qué? Tu lo has querido. Vas ver mi muñecas.
Me arremangué ambas mangas dejando expuestos los cortes verticales y horizontales en ellas.
-Dios santo- exclamó.
-Y ahora déjame en paz.
-Estás loca.
-Gracias. Lo sé.
Y después se fue, y nunca más volvimos a hablar.
Raquel estaba perpleja. Pasó la página pero no había nada. Ya no había más letras aunque quedaban cuatro páginas del diario.
Solo una pequeña reflexión en la tapa trasera de este.
"El cuerpo humano no es bonito. Necesitamos de ropa y accesorios para que si que lo sea. Las cicatrices y las marcas antiguas de estas son adornos. Accesorios, recuerdos, marcas de guerra. Son todo eso, pero lo más importante, son historias grabadas en la piel"
-Tati.
-Dime.
-No llegaste a acabar el diario.
-Si lo hice.
-No qué va, está en blanco.
Me reí. Me acerqué a mi mochila y cogí un boli de esos que tienen la tinta invisible.
-Toma.
Después de varios minutos, que es lo que estuvo inmersa Raquel en mi carta de suicidio por fin dijo.
-Se parece mucho a la mía. Solo que yo pedía perdón a mi hermano por pegarle y decía lo mucho que extrañaba a mi abuela...
-Yo solo pido perdón por existir.
Raquel me abrazó y luego estuvimos hablando hasta que fue la hora de dormir.
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Amnesia.
Teen Fiction"En la oscuridad siempre habrá algo que nos haga ver la luz" El diario de esta chica es prueba de ello. La anorexia no es juego. No es para bromear con ella, si no sabes no opines. Tatiana solo es una de muchas de las que se enfrentan al espejo todo...