- Hola Jorge, soy yo, Tatiana. Dios, estoy haciendo un esfuerzo superior a mi hablandote aquí sin derramar ni una lágrima. Creo que no he comprendido el dolor que sintieron mis padres al verme dormida en la cama del hospital hasta que hoy te he visto a ti en esa situación. Pero increíblemente, sigues estando guapo -me reí hacia mis adentros, era cierto, estaba precioso incluso inconsciente, aunque yo ya lo sabía porque las noches que habíamos pasado juntos, me había dedicado a admirarle ya que por mi insomnio no puedo dormir bien- Tengo menos de siete minutos para estar contigo así quería decirte, que eres lo mejor de mi estúpida vida y que tienes que ser fuerte. Eres una buena persona y las buenas personas tienen una buena vida, o eso quiero creer, tú tienes que salir de esto. Y punto. No pares de luchar, no te rindas nunca por favor, por tu familia y por tus amigos, y luego ya si eso por mi. ¿Vale? Te amo, Jorge, te amo como no amo a nadie. Vendré a verte más días lo prometo, estaré aquí siempre que me necesites e incluso cuando no lo hagas.
Después de decir eso, las lágrimas empezaron por fin a brotar de mi cara, y me tapé la boca con las manos. Aparté la vista por el dolor que me causaba verle allí tendido. Pero entonces una mano me acarició la espalda. Me di la vuelta y Jorge estaba allí, con los ojos abiertos mirándome fijamente. Una sonrisa socarrona apareció en su cara y me di cuenta de que había estado consciente todo el rato. En un corto periodo de tres segundos una sensación de enfado se apoderó de mí, pero pronto se vio aplacado por nuevas lágrimas. Le abracé, muy fuerte, y luego le di un beso en los labios. El me retiró el pelo de la cara, y me devolvió el beso. Luego me secó las lágrimas.
-Eh, pequeña, estoy bien. ¿Te creías que te iba a dejar sola?
Fui incapaz de contestarle pues nuevas lágrimas empezaban a parecer.
-He oído todo-asentí para darle a entender que ya había pillado su truco- Y yo tambien te amo Tati, más de lo que amo mi puta vida. Te amo y por ti es por quien voy a luchar contra esta mierda.
No quería preguntarle que tenía así que decidí quedarme a su lado hasta que se pasase el tiempo, sin hablar, abrazados. Cuando vino la enfermera para echarme, pues llevaba quince minutos, le prometí a Jorge que mañana volvería con él. Le di un suave beso de despedida y volví a mi cuarto, por lo menos algo más alegre que antesEn cuanto crucé la puerta Raquel me bombeó a preguntas de todo tipo.
‘¿Que tal está?’ ‘¿Estaba despierto?’ ‘¿Que tiene?’ ‘¿Has llorado?’
Hizo que me doliese la cabeza en menos de cinco minutos. Pero entre el día tan intenso que había tenido, los sofocos, y ya mis conocidos mareos, me derrumbé en medio del pasillo inconsciente y no recuerdo nada hasta el día siguiente que me desperté en otra sala que no era mi habitación…
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Amnesia.
Teen Fiction"En la oscuridad siempre habrá algo que nos haga ver la luz" El diario de esta chica es prueba de ello. La anorexia no es juego. No es para bromear con ella, si no sabes no opines. Tatiana solo es una de muchas de las que se enfrentan al espejo todo...