Amnesia.

Capítulo 19. Parte 1.

Algo positivo para la salud, aparte de recuperarme y eso, que he sacado por haber estado en el hospital, es que a medida que pasabna los dias mi capacidad de sueño mejoraba. Prueba de esto es, que ya solo faltan tres días para que me vaya a casa. Había dormido tan poco dos días seguidos, que los dos siguientes casi no estuve consciente. Solo tengo leves recuerdos de Jorge durmiendo conmigo por que yo ni siquiera podía mantenerme en pie. Esto también se debe a que me dieron unas pastillas muy fuertes para dormir para evitar que volviera a salir por la noche. Y oye funcionaron. Gracias a dios no me regañaron por no cumplir los horarios, dicen que es bueno que de vez en cuando haga algo en contra de las reglas, es dejar mi personalidad salir en vez de esconderla como antes. Mis padres están viniendo por las tardes a verme ahora que ya les dejan, y así aprovechan para arreglar los papeles. De eso se encarga mi madre que para algo es abogada, y mientras mi padre me da conversación. Hoy me ha contado que mi hermano vuelve a casa para cuando yo salga y así verme. 

 -Está preocupado por ti y enfadado por no haber estado aquí antes. Siente que debería haberte protegido más. 

 -Alejandro a veces es muy tonto, esto no es culpa suya. La culpa es totalmente mía... 

 -No cariño tampoco es así. Tu madre y yo deberíamos habernos dado cuenta de que algo no iba bien... 

 -Papá no digas eso, no es verdad. Esto solo ha pasado por que yo en su momento lo quise. No es culpa vuestra de verdad, sois los mejores y os quiero y nunca jamás se os ocurra pensar que hicisteis algo mal. 

 -Cariño es que... 

Se que mi padre no quería hacerme sentir culpable, pero yo me sentía así. Era como si hubiese hecho que una parte de sus vidas solo se basara en sufrimiento. Nunca lo había visto desde esa perspectiva. Mi vida, y mi muerte no solo me afectan a mi, afectan a las personas que quiero y con las que comparto mis días.

 No sabía que decirle a mi padre y parecía que el no podía seguir hablando manteniendo la compostura así que hice lo que necesitaba hacer. Abracé a mi padre como cuando era una niña pequeña y tenía una pesadilla. Mis padres venían a ver que me pasaba, ambos venían. Y yo me abrazaba al cuello de mi padre mientras mi madre me cantaba una nana, y así volvía dormirme. Pensar en esto me hizo imposible retener las lágrimas, todo ha cambiado tanto... yo he cambiado tanto. Dejar de apoyarme en mis padres fue lo peor que pude hacer, si hubiese contado con ellos y les hubiese dicho lo que sucedía en el colegio y en mi cabeza todo hubiese sido distinto. Supongo que el destino lo quiso así, pero nunca debí dejar de contarles mis cosas, son mis padres al fin y al cabo. 

-Eres mi niña Tatiana, siempre lo serás.

 -Nuestra niña.-aclara mi madre desde la puerta, acercándose para unirse al abrazo.

 No se en que momento ha llegado o si lleva mucho tiempo observando, solo se que apretujada entre mis padres, así como estoy, me siento pequeña y grande, débil y fuerte, y lo mejor, me siento en casa. Después de un rato abrazados, compartiendo calor y lágrimas pues todos hemos expulsado todo el agua del cuerpo, nos separamos y nos sonreímos. 

 -¿Está todo listo?-pregunto. 

 -Todo listo para el viernes.

 Suspiro.

 -¿Estás bien cariño?-me pregunta papá.

 -Sí, es que han pasado muchas cosas, yo no soy la que era pero quiero volver a casa ya. Quiero estar con vosotros y empezar a vivir mi vida.

 -Vida solo hay una Tati, haz que esa una sea especial y disfrútala.-me dice mi madre, siempre tan filosófica... pero eso me da una idea.

 -Quiero haceros una pregunta. 

 -Dinos, lo que sea.-dicen a la vez, admiro su conexión. 

 -Cuando cumpla dieciocho... ¿me puedo hacer un tatuaje?

 Ambos se miran y sonríen. -Por lo menos tu avisas que tu hermano ni eso y se ha presentado en casa con una serpiente enrollada en la muñeca. 

 -¿¡Enserio!? Que cosa más fea. 

 -Si hija sí, para nada estético.-dice, como no, mamá.- En cuanto a la pregunta, con dieciocho eres mayor de edad y puedes hacer lo que quieras pero si quieres hacerlo con nuestro permiso, entonces sí, puedes. 

 -¡Gracias, gracias y mil gracias!

-¿Que quieres tatuarte?-pregunta mi padre.

 -A Peter pan, en la espalda, y que ponga "Never grow up, it's a trap". 

 -Eso es estético, ¡A ver si enseñas a tu hermano!

 Los comentarios de mi madre siempre eran iguales pero no por ello la quiero menos, si no que es su personalidad lo que hace que la gente la quiera. Lo mismo le pasa a papá y supongo que cuando empiece con mi vida, lo mismo pasará conmigo. Es una pena que Jorge no esté, es lo que le falta a esta escena familiar, con el y con Raquel me siento en casa al igual que con mis padres, son mi familia. La familia no se puede cambiar, y no la cambiaría por nada, He tenido mucha suerte, demasiada, mas de la que me merezco, la verdad... y ahora que lo pienso falta mi perrita, Luna. A ella si que la echo de menos... 

 -Te tenemos una sorpresa esperando en casa...-dice mi padre. 

 -¡Eres un bocazas Juan! Que era una sorpresa.

 -Pero la niña tiene derecho a saberlo a ver si cuando llegue...

 -¿Que es, que es?-les corto entusiasmada.Mi padre mira a mi madre, que le lanza una mirada asesina, pero al final cede y dice:

 -Vale, díselo.

  -La perra de mi jefe ha tenido crías y... 

 -¡La husky! 

 -Sí, y los trajo a la oficina por que no podía quedárselos. En cuanto los vi me enamoré de uno que tiene el color de tus ojos Tati, y me lo traje a casa.

 -¿Enserio?-estaba llorando de alegría. ¡Un perro, vuelvo a tener un perro! 

 -Es hembra y la hemos llamado Loba, por que el día antes de traerla a casa vimos El último lobo, y nos recordó luego mucho a ella. 

 -¡No me lo puedo creer, gracias, gracias! 

 -Tu madre quería darte una sorpresa pero es que yo no podía aguantar más. 

 -Bueno, por lo menos la ha gustado.

 -¿Que si me ha gustado? ¡Me ha encantado! Gracias, os quiero muchísimo.-digo volviendo a abrazarles. 

 -Me alegro cariño.-dice mi madre. 

En ese momento, entra, como no, la misma doctora que me rompe las escenas bonitas con cualquier invitado que tenga.