Capítulo 1. Parte 2.

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Al cabo de un mes me llevaron a la zona de problemas alimenticios, allí se encargarían más de ayudarme a superar mi asco por la comida, mi miedo a coger peso. Entiendo lo de mi depresión por el hecho de que estoy sola, pero mi problema por la comida no lo tengo tan claro. No sé si es por que todas mis compañeras están más delgadas que yo, o por que sabía que con mi peso, superior al de todas ellas, no podría tener novio nunca y que moriría sola y rodeada de gatos. Me pusieron en una habitación sola (no cambiaba en nada mi situación actual) ,porque los pocos pacientes que había ya estaban con sus respectivas parejas. Me obligan a comer toda la comida, lo odio, está malísima, el puré de calabacín tiene más aspecto marrón que verde y las manzanas están podridas. Angie me visita de vez en cuando, ya que mis padres solo pueden venir a verme unas veces limitadas a lo largo del mes. Normas de los internos, nada de contacto con gente de fuera del hospital, no lo entiendo pero bueno.Ayer, Angie vino a decirme que me iban a poner un compañero de cuarto, para que me relacione con alguien, pues llevo aquí dos meses y no hablo con ningún otro ser humano. La verdad es que no se que esperarme, si chico o chica, por que Angie no quiso decírmelo. Sea lo que sea, no creo que congeniemos, no soy sociable.Hoy me he despertado con un dolor de cabeza terrible, seguro que es debido a las pastillas que me dieron para dormir (No funcionaron, he estado toda la maldita noche en vela tío)Al levantarme de la cama he visto que ya había alguien más en la habitación, estaban sus cosas, él/ella estaba en el baño. Como no sabía que hacer, me volví a tumbar en la cama y me hice la dormida. Cuando salió del baño descubrí que mi nuevo compañero era chica, medio rubia medio morena, bajita y no sabría decir si de ojos verdes o marrones clarito, tenía la cara llena de pequitas. Se quedó mirándome y fue entonces cuando me di cuenta de que tenía los ojos abiertos. Sentí como me ruborizaba, y me senté en la cama. Entonces ella dijo:

-Hola, me llamo Raquel, soy tu nueva compañera de enfermedad y de risas. Guau, ha sonado como una boda- se rió de su propia gracia. Pero su risa era tan contagiosa que hasta yo me reí. Luego preguntó

- ¿Y tú cómo te llamas?

-Me llamo Tatiana, tengo quince años y sufro de anorexia, depresión y bipolaridad, tengo problemas para repartir. - Me quedé dos segundos callada y luego dije- Y eso ha sonado como una primera cita- Y juntas volvimos a reír.

-Yo tengo casi dieciséis, y sufro de bulimia. Encantada de conocerte, compi de cuarto.

-Lo mismo digo, ya tenía miedo de que me tocase alguien extraño.

Entonces me miró, sonrió, miró hacia la puerta para ver si había alguien más y me dijo muy bajito:

-Creeme, que no podría haberte tocado alguien más extraño que yo.Sonreí, primera impresión superada, he tenido suerte, espero que todo vaya bien, no quiero estar sola en este antro de locos.

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora