Capítulo 8. Parte 3.

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-¿Que ha pasado? ¿Qué hago aquí?

Raquel, que yo había obviado, estaba a mi lado (Enserio, no me había dado cuenta) y cuando me desperté empezó a llorar. Pero no contestó a mi pregunta. En vez de eso salió corriendo por la puerta a llamar a la enfermera que estuviese en el pasillo. Pocos minutos después volvió a entrar seguida de una enfermera que ya conocía: Mireia.

-¿Como te encuentras Tati?

-Me encuentro bien ¿Puedes tu contestarme a la pregunta que he dicho antes? Es que Raquel ha salido corriendo. ¿Que narices hago aquí? ¿Qué ha pasado?

-Estás aquí por te caiste inconsciente al suelo hace más o menos un día y medio. Y hasta ahora, por culpa de la medicación no te has despertado.

-Pues sigo cansada.

-Normal, te mareaste por un ataque de ansiedad. Y por tu enfermedad eso quiere decir que llevabas unos días sin comer bien o directamente vomitando la comida.

-¿Qué? Yo no... no he vomitado nunca...

-Lo se.

-¿Y entonces por qué lo insinúas?

-Quería saber si eras capaz de decirme tu solita que has estado escondiendo la comida sobrante en el conducto de la ventilación. La fruta y los yogures a lo largo de los días huelen ¿Sabes?

No contesté. Me habían desenmascarado por completo. Me habían quitado la careta y no quería ponerme a llorar allí como una niña de dos años.

No. Iba a mantenerme serena.

-¿Me vas a contar a mi el por qué o tengo que llamar a Angie, Tati?

Aparté la vista.

-¿Por qué has vuelto a dejar de comer?

-Te... ¿Te molesto yo Tati?-Dijo Raquel con lágrimas en los ojos- ¿Quieres que me cambie de cuarto? Porque si es eso, me voy ya.

-¡NO!- grité.-No eres tú, ni mucho menos... Es solo que con todo lo de Jorge, puf. Es difícil de explicar.

Raquel y Mireia se miraron entre ellas y ambas respondieron a coro.

-Intentaremos entenderlo.

Y Raquel añadió:

-Empieza a cantar por esa boca.

-Bueno, mi problema es que cuando me pasan cosas malas, no tengo fuerzas para nada y solo lloro. No intento nada, estoy cabizbaja y como y de todo. Pero cuando me pasan cosas felices, es cuando empiezo a pensar que pronto se habrá acabado, como todo. O que yo no me lo merezco, que soy horrible y es cuando me hago daño. Y cuando le pasó eso a Jorge... me derrumbé más que nunca. Y al no tener la cuchilla para sentirme mejor, pues... Me miro al espejo y solo veo grasa y más grasa. Es insoportable, joder. Y vosotras seguís cebándome por que estoy ¿muy delgada? Venga ya.

Hubo un corto silencio pero luego Mireia añadió:

-Lo siento Tatiana, pero te tenemos que cambiar de cuarto para así cuidarte con más atención.

-No por favor. Por favor, dejadme con Raquel. Haré lo que me pidáis pero dejadme con Raquel.

Raquel me miró y creo que pude distinguir entre las lágrimas un toque de asombro.

-Mireia- dijo seguidamente Raquel- Déjame un rato para hablar a solas con Tati, por favor.

-Está bien, mientras voy a hablar con la doctora. Lo de cambiarte de cuarto o no, no está en mis manos chicas.

Cerró la puerta, y la habitación se quedó en completo silencio, hasta que Raquel lo rompió.

-¿Por qué?

-Ya te lo he explicado, me veo gorda...

-No es eso. Eso me da igual, eso es un problema tuyo, de la estúpida sociedad con los modelos de belleza. Me da igual. Yo no puedo hacer nada, ni siquiera los médicos pueden. Solo tú, cambiando tu mentalidad. Alguien me dijo una vez que deberíamos ver el vaso medio lleno y no medio vacío.

-¿Pero eso no es lo mismo..?

-Shh, estoy hablando yo. No me interrumpas ¿quieres?

Asentí con la cabeza, estaba cabreada, lo notaba, y no quería exponerme a interrumpirla otra vez por los posibles daños.

-¿Por que no me lo contaste?

Alcé la cabeza, y me di cuenta de que estaba llorando.

-¿Por qué no hablaste conmigo? ¿Por que no me contaste lo que te pasaba? ¿tenías miedo de que se lo contase a alguien? Por dios Tatiana, que sí. Que ya lo se, no nos conocemos tanto pero pensé que había confianza.

-Yo... no es que... No me gusta contar mis problemas. La gente ya tiene bastante con los suyos propios como para cargar con los problemas de otros.

-Ya bueno, pero yo no soy 'La gente' Tati, o por lo menos, no cualquier gente. A mi me lo puedes decir todo joder. Y todo es todo sabes. No todo de 'escojo lo que te cuento, esto sí esto no'

-Eso me recuerda al monólogo de Luis Piedrahíta de las Naranjas...- me reí un poco.

Raquel se aclaró la voz y dijo:

-Naranja... ¿lo dices por la fruta?

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

-Vale, eso reconozco que ha estado bien, pero sigo cabreada contigo. deberías habérmelo contado.

-Ya, lo sé, lo sé.

-¿Y si lo sabes por qué no lo hiciste?

-No lo sé, me bloqueo con estas cosas.

-¿Me lo contarás la próxima vez?

-Lo intentaré...

-Así me gusta. Por cierto, hay algo que...

Pero en ese momento entró Mireia con la Doctora jefe, Belén.

-Hola chicas- saludó Belén.

-Bueno, pues ya te lo cuento más tarde- me susurró Raquel- Hola.

-Hola- saludé yo también- Y... ¿me puedo quedar con Raquel?

-Te tenemos que hacer pruebas y tienes que quedarte aquí por lo menos un par de días más pero luego, sí, seguirás con Raquel como compañera de cuarto

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora