epílogo.

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Seis meses después.
Por fin, después de la espera ya estoy aquí. Cinco meses han tenido que pasar para que por fin el olor a lentejas no me de tanto asco como antes. Cinco meses de psicólogos, charlas y más psicólogos. Y claramente, la constante vigilancia de mis padres. Mi hermano es demasiado pequeño para entender lo que hice y lo que me pasó. Así que para el, la semana que estuve en coma solo estuve durmiendo mucho por culpa de los exámenes y los médicos me vigilaban para despertarme cuando debía. Cuando le vi entrar a mi habitación fue como si le viese por primera vez, y me di cuenta de lo mucho que le hubiese echado de menos si hubiera conseguido matarme.
Mis padres decidieron cambiarme de colegio a uno privado, y algo más lejos para así no tener la opción de ir sola a casa. Pero después de salir del hospital, no lo necesitaba. El sueño que tuve mientras estuve en coma me aclaró mucho la mente y ver a mi abuela, aunque no fuera real me animó mucho. Ahora me mantengo fuerte por mi y por ella, por que ella lo fue en su momento y lo sería en el mio.
Mi blog de Irreparable está en pleno auge, por que cuando salí del coma empecé a escribir de forma más optimista, y las vistas aumentaron. Básicamente soy la chica que se recuperó de la red, la gente me reconoce y todo.
Y después de cinco meses por fin estoy donde quería. Después de buscar en guías telefónicas, de llamadas, de tardes gastadas para no encontrar nada. Por fin estoy enfrente de la que espero, sea la casa correcta. Estoy muy nerviosa, tanto que me sudan las manos. No se si llamar al timbre, o dar golpes en la puerta. La casa es un chalet de tres pisos, así que al final decido llamar al timbre por si acaso está en la planta de arriba. Después de un minuto, en el que se me han pasado todo tipo de pensamientos por la cabeza, oigo pasos al otro lado de la puerta.
-Buenas tardes.
Me ha abierto una mujer de unos cincuenta años, que se conserva bastante bien. Es rubia, (seguramente teñida) pero rubia y se nota que de joven lo fue. Tiene una voz de lo más dulce y tranquilizadora y aunque no me puedo fiar del todo de mi sueño, puedo decir que es parecida a la de su madre.
-Buenas tardes ¿Es usted Victoria Mars?
-Así me conocen, pero no me hables de usted por favor, me hace sentir vieja. ¿Y tu quien eres?
-Soy Raquel Lopez. A mi no me conoce, pero creo que a mi abuela sí por que su madre y ella eran muy buenas amigas. ¿Tatiana Sanz le suena?
-¡¿Eres la nieta de Tati?!
-Sí.- dije emocionada, ¡no había hecho el ridículo!
-Pues pasa, pasa. Vamos a hablar un rato, tu abuela me hizo ser la persona que soy ahora.
-Y a mi...
-¿Te gusta el café?
Levanté la vista, y en aquella mujer vi reflejada la sabiduría de mi abuela. Asentí, y pasé.

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora