Nos trajeron el desayuno y Raquel se quedó mirándolo con la boca abierta, hoy no solo tenía una pinta horrorosa sino que además, olía fatal. Nos lo tomamos a duras penas, yo la controlé para que no fuese al baño a vomitarlo. Por suerte, no lo hizo.
Cuando me terminé de vestir, entró Angie por la puerta. No sabía que me tocase a mi hablar con ella, así que supuse que estaría buscando a Raquel. Pero cerró la puerta tras de sí, y nos dijo que nos sentasemos cada una en nuestras respectivas camas (yo prefiero llamarlas 'Camillas del horror' porque son incomodísimas y muy pequeñas) Cuando ya estábamos sentadas, Raquel preguntó sin vergüenza alguna:
-¿Y tú quién eres?
-Hola Raquel, yo soy vuestra psicóloga, me llamo Angie.
-Ah, vale. Es que no nos habían presentado antes.
-Tranquila- Dijo Angie sonriendo. Luego me miró a mi- Hola Tatiana, ¿Que te parece la compañera que te he asignado?
-Pues...-dije entre risas, porque la verdad es que Raquel me había caído muy bien, pero pretendía picarla. Ambas vieron mis intenciones, Angie sonrió y Raquel me siguió el juego.
-¡Oye!- Y las tres nos reímos.
-Bueno-Dijo Angie- me alegro que os llevéis tan bien. Ahora, vamos a empezar con la terapia si os parece.
Raquel y yo asentimos. Y empezando yo, por 'orden' de Angie, conté mi historia y por qué estaba allí. Raquel me interrumpió unas cuantas veces para añadir comentarios tipo: '¡Yo también amo leer!' 'Pues yo prefiero a Jem antes que a Will' (Son los personajes de una serie de libros que me encanta) Cuando la tocó su turno yo escuché con atención.
-Bueno, pues yo estoy aquí por mi misma. Por que quiero vamos, no porque me obligan. Hace unos dos años más o menos,empecé a sentirme mal con mi cuerpo porque aparte de ser la única que no había crecido, nunca he sido de las más delgadas. Además nunca había tenido novio, y eso no hacía nada más que bajarme la moral. Busqué en internet tablas de pesos ideales y vi que el mio estaba muy por encima del que sería el ideal. Empecé a hacer series de ejercicios, sin parar, sin comer, hasta que perdí quince kilos. Pero en ese momento yo ya no me sentía bien en general, al no poder seguir adelgazando empecé a vomitar y también empecé a cortarme los brazos y las piernas. Al cabo de dos años así, con la mierda de vida que estoy llevando, fui a ver a la psicóloga de mi instituto con mi madre. Les conté todo y ellas me recomendaron esto. Al llegar aquí me ofrecieron habitación sola, pero cuando me dijeron que tú-dijo señalandome a mi- estabas sola, decidí ponerme contigo, se que es la soledad y no quería eso ni para ti ni para mi. Creo en la bondad de las personas cuando están perdidas y por eso estoy aquí.
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Amnesia.
ספרות נוער"En la oscuridad siempre habrá algo que nos haga ver la luz" El diario de esta chica es prueba de ello. La anorexia no es juego. No es para bromear con ella, si no sabes no opines. Tatiana solo es una de muchas de las que se enfrentan al espejo todo...