Capítulo 53.

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Alexandro y Elise nos reciben tan amables como el otro día, con un gran abrazo y cálidas palabras de bienvenida. Para Antoine son como sus abuelos, sé que les quiere más que a sus propios padres y que si su infancia fue agradable fue gracias a ellos dos que le criaron con amor, paciencia, educación y cariño.

Yo no es que haya tenido una vida fácil ni una familia normal, pero al menos he tenido a Gala, pero él ni siquiera tiene un hermano donde apoyarse o refugiarse.

-Sus padres le están esperando a ambos en el salón junto con el resto de invitados-dice Alexandro.

-¿Hay mucha gente?-pregunta Antoine.

-Los mismos de siempre señor e incluso he visto caras nuevas-dice Elise.

-Genial...-responde.

-¿Eso que significa?-pregunto.

-Que ni aunque estuviésemos ocho horas aquí te daría tiempo a saludar a la gente.

Entramos a la casa y desde el primer momento vemos gente por todos lados. Personas de todas las edades, tanto hombres como mujeres, lo único que tienen en común es que son igual de estirados y adinerados. Al entrar todos nos miran extrañados, supongo que es por ver a Antoine después de tantos años y de verle acompañado de una mujer que no sea la tal Colette.

-¡Antoine!

Casi todo el mundo grita su nombre cuando le ven y se acercan a saludarle, a mi ni siquiera me miran, literalmente como si no existiera, pero me mantengo a su lado y educada con una sonrisa a pesar de que ellos no me miren.

-Ella es Natasha, una amiga-dice.

Odio que recalque tanto la palabra "amiga", porque odio ser solo eso para él, yo quiero más, necesito más, pero tengo que empezar a aceptar que no será así de momento.

-Hola-digo sonriendo.

Me ignoran al segundo, como si no les importase en absoluto quien soy ni qué hago aquí.

Sus padres aparecen entre la multitud y se acercan a saludarnos falsamente con una sonrisa.

-Felicidades-dice Antoine.

-Felicidades señor Dubois-digo.

-Gracias, que lo paséis bien-responde.

Su madre nos saluda con un abrazo intentado disimular la mala relación que hay en la familia en realidad, como si quisiera demostrar a todos los invitados la buena relación que tiene con su hijo, a pesar de ser una gran mentira. Este mundo no es para mí, hay demasiada falsedad y la gente parece juzgar enseguida, como si fueran jueces de las personas y de las vidas.

-¿Quieres tomar algo?

-Que sea fuerte por favor-respondo a Antoine.

Nos acercamos a la barra y ambos pedimos un Whisky solo en vaso. Brindamos y nos miramos como si nos leyésemos la mente y ambos nos dijéramos las ganas que tenemos de irnos de aquí.

Adrien aparece en una especie de escenario y nos invita a escuchar un discurso. Por supuesto que no entiendo nada, pero Antoine me lo traduce.

-Ante todo, buenas noches a todos y gracias por compartir otro año más conmigo. Quiero dar las gracias a mi maravillosa mujer por quererme y ser la causa de mi éxito siempre y a mi hijo, al que quiero y del que estoy orgulloso, Antoine eres un gran hombre. Quiero invitaros a que veáis los fuegos artificiales en el jardín en una hora, pero mientras tanto, bailar y beber sin parar, hay dinero para comprar más-dice.

Observo como Antoine está enfadado ante las palabras de cariño de Adrien y no me extraña ya que en realidad no siente ninguna de ellas y por supuesto, no está orgulloso de él.

Antoine mira hacia delante y se le cambia la cara, como si tuviese miedo o no supiera cómo actuar.

-Perdóname-me dice.

-¡Antoine!

En cuanto la veo la reconozco, es la mujer que estaba con él en Disney el día que fui a verle y no es otra que la gran Colette, la mujer que le hizo tanto daño.

-Buenas noches Colette.

-¿Por qué me hablas en castellano mi amor?

La rabia se apodera de mí pero intento disimular y mantenerme firme en mi sitio.

-Ella es Natasha, es de España, como tú por si lo habías olvidado-le dice.

-Querido, yo soy de todo el mundo-me mira e infla su nariz-Es que por si Antoine no te lo había dicho hablo cinco idiomas, no como otras por lo que veo.

-No me hace falta saber cinco idiomas, seguro que tú lo necesitas más que yo para hablar con todo el mundo-digo.

-Bueno, cuando eres una mujer como yo lo necesitas, lástima que nunca vayas a saber lo que es-me dice.

-Dios me libre-digo sonriendo.

Antoine se interpone y mira fijamente a Colette como si con la mirada estuviese diciéndole algo.

-Querido, con todas las mujeres que hay en el mundo y te vas con ella-dice señalándome.

-Con cualquiera que no fueses tú ya estoy ganando en la vida-le dice.

-Ambos sabemos que mientes Antoine, volverás a mí cuando veas que ella no puede darte lo que yo te daba-dice guiñándole el ojo.

-Colette, tengo que darte la razón, das unos dolores de cabeza que no los da nadie, en eso estás en lo cierto.

-Más te vale que te alejes de él-me dice.

-¿Y si no qué? ¿Vas a pegarme con tu bolso de veinte mil euros o lo harás con tus tacones de aguja? Sorpréndeme por favor, quiero estar preparada para ello-digo.

-Eres una maleducada, no encajas en este mundo, no encajas con Antoine, es demasiado para ti, será mejor que vuelvas a tu ciudad con la gente de tu especie.

-¡Lárgate Colette!-grita Antoine.

Ella intenta darle un beso pero Antoine la separa con fuerza, yo observo la situación surrealista y me mantengo al margen viendo como todas las miradas se posan en nosotros. Me empiezo a agobiar y decido salir lo más rápido posible al jardín sin avisar a Antoine.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora