Capítulo 22.

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-¿A dónde vas a ir?- me pregunta Hugo.

-Voy a ir de compras, aunque antes voy a ir a merendar, me muero de hambre y me apetecen unos churros con chocolate, ¿quieres venir?

-No gracias, tengo cosas que hacer como dormir, pero si ves algo para mí cómpramelo amiga-dice dándome un beso.

Salgo de casa después de despedirme de Hugo. Hoy hace un poco de frío así que me he puesto una sudadera negra y unos vaqueros grises de campana. Me he hecho una coleta alta en el pelo y me he maquillado.

Mi madre siempre decía que cuando fueras a salir de casa te arreglases como si fueras a conocer al amor de tu vida o como si fueras a ver a tu peor enemigo y me lo metí tanto en la cabeza que ahora lo llevo al pie de la letra. Camino hacia mi cafetería preferida de Madrid, está solo a un par de minutos largos andando, en el pleno dentro de la ciudad. Saludó a los dependientes de las tiendas que ya me conocen de tantos años y continuo mi camino escuchando música y pensando en que comprarme de ropa para el invierno. La mayor parte de mi armario es ropa de verano, casi nunca me compro nada de invierno y me he encontrado con que no tengo más de seis o siete prendas de arriba y cinco pantalones, necesito algo más.

Entro en la cafetería y la veo tan bonita como siempre. Todo decorado con cuadros antiguos, plantas y tonos en color beige. Los camareros son los mismos de hace años, desde el jefe que es un señor muy mayor hasta los camareros que son de mi edad.

-¡Hola Natt!-dicen cuando me ven.

-Hola chicos, ponerme lo de siempre.

-Marchando dos churros, una porra y un café frío con leche.

-Gracias, me siento donde siempre.

Camino hacia una mesa que se encuentra justo en una cristalera donde se puede ver toda la calle y me siento a esperar que venga mi merienda mientras veo en el móvil tiendas online para hacerme una idea de lo que puedo comprarme después.

Alison, la camarera más nueva me entrega la merienda y aprovecho para hablar un rato con ella antes de que vuelva a hacer su trabajo.

Llamo a Gala para hablar con ella, aunque hablamos a todas horas por mensaje llevo un par de días sin hablar con ella por llamada.

-Vida mía hola-digo.

-¿Qué haces?-me pregunta.

-Merendar, ¿tú qué haces?-la pregunto.

-Acabo de venir del gimnasio con papá, ahora voy a ducharme y no sé qué haré después, ¿vas a estar en casa? Podría ir a dormir allí.

-¡Claro ven! Te echo de menos y Hugo también, así que ven y pedimos chino de cena, por favor estoy deseando abrazarte-la digo.

-Vale después iré, te quiero mucho.

-Y yo a ti más siempre amor-la digo sonriendo.

-Por cierto, ¿hay novedades?

Sé que me pregunta por el mismo tema que desde hace unas semanas.

-No, no le he encontrado, pero tengo que asumirlo, así que no volvamos a hablar del tema y ve pensando películas para ver en casa, tengo que colgar, te quiero.

-Vale...-dice poco convencida-Te quiero.

Sigo merendando y cuando termino me levanto a la barra para poder dejarles la bandeja y que tengan que trabajar menos. Ya es costumbre, casi siempre me quedo a ayudarles a veces cuando tienen mucho trabajo. No me pagan por ello, pero lo bueno es que siempre me invitan a merendar. Tengo mucho cariño a esta cafetería y a sus trabajadores.

-Nos vemos chicos, gracias por todo-digo.

Me giro para caminar hacia la puerta de salida y me encuentro con una espalda, con la cual me golpeo en la nariz al no haberme dado cuenta.

-¡Mierda!-digo acariciando mi nariz por el dolor.

La espalda se gira y por fin veo la cara del hombre con el que acabo de chocarme.

-No puede ser-susurro.

-¿Natasha?

Volver a oír su voz, volver a ver sus ojos y volver a sentir nervios por su presencia...Quería pasar página y olvidarme del tema, quería sacarme de la cabeza a este hombre, quería hacerlo de verdad, pero ahora mismo está delante mía, en Madrid.

-¿Antoine? ¡No lo puedo creer! Hola-digo.

-¡Que sorpresa!-dice sonriendo.

-¿Qué estás haciendo aquí, en Madrid?

Estoy muy nerviosa, no esperaba nunca volver a encontrarme con él y menos aquí, en Madrid y en mi cafetería habitual. Los camareros nos miran extrañados y pendientes de la conversación.

-He venido con el trabajo, estamos haciendo entrevistas para nuevos superhéroes y la convocatoria era aquí en Madrid por lo que no quise desaprovechar la oportunidad de conocer la ciudad-me cuenta sonriendo.

-Es increíble, no me esperaba volver a verte...

-Si te soy sincero, yo tampoco esperaba volver a verte, pero tenía la esperanza de que quizás tuviese suerte y te viese de nuevo.

Sonrío tímidamente ante su comentario, intento no mostrar mis nervios ni mi emoción de felicidad al tenerle de nuevo conmigo. Está incluso mas guapo de lo que recordaba.

-Sigues llevando el collar-dice señalando mi cuello.

-Claro, ¿cómo iba a quitármelo? Es precioso y me lo regalaste tú.

Eso desde luego que sonaba mejor en mi cabeza.

-¿Te ibas ya verdad?-me pregunta.

-Iba a ir de compras, ¿tú qué vas a hacer?

-Nada, tengo las tardes libres y no tengo nada que hacer, mi hotel está aquí al lado y me apetecía un bocadillo para llevar al hotel, la comida de allí no está muy bien.

-Si quieres puedes venir conmigo, no tengo nada que hacer.

-¿De verdad?-me pregunta ilusionado.

Asiento con la cabeza y sonrío al pensar que la vida ha decidido volver a juntarnos.

-¿Vienes?-le pregunto.

-No se me ocurre otra cosa mejor que hacer.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora