no hay vuelta atrás

679 51 6
                                    

Ruslana se levantó y caminó hacia la cocina con esa tranquilidad casi irritante que parecía dominar en todo momento. Desde la puerta, te miró por encima del hombro con una media sonrisa.

- Bueno, ya que estás aquí. Te quedas a comer? No tengo mucho, pero puedo preparar algo.

Te sorprendió su tono casual, como si invitarte fuera lo más normal del mundo. Pero claro, nada era normal entre vosotras.

- Tú cocinas? - preguntaste, arqueando una ceja. - Eso sí que no me lo esperaba.

Ruslana soltó una risa breve, pero no respondió de inmediato. En su lugar, abrió la nevera y empezó a sacar cosas.

- Tampoco es tan complicado hervir pasta o cortar verduras - replicó finalmente, sin mirarte. - Si no te fías, siempre puedes irte. Pero no te voy a echar laxante ni nada.

- Ah, claro. Pero es que esto no es raro ni nada - contestaste, apoyándote en el marco de la puerta. - La misma chica que me abandonó en un parking ahora me está invitando a comer.

Ruslana se giró hacia ti, con una cebolla en una mano y un cuchillo en la otra. Su sonrisa era peligrosa.

- Y la misma tía que intentó liarse con mi ex en mis narices sólo por hacerme rabiar ahora está plantada en mi cocina. Ves? Estamos en paz.

El comentario te pilló desprevenida, pero intentaste mantener la compostura.

- No fue para tanto - mascullaste, desviando la mirada.

- Claro que no - respondió Ruslana, volviendo a cortar la cebolla con una precisión casi insultante. - Pero supongo que así somos nosotras, no? Siempre buscando maneras creativas de jodernos mutuamente.

La miraste fijamente, buscando en su expresión algo que pudiera indicar si lo decía en serio o si sólo estaba jugando contigo. Pero Ruslana era un misterio, como siempre.

Te acercaste un poco más, observando cómo se movía por la cocina con soltura. Había algo extrañamente fascinante en verla así, tan relajada, en su mundo. Te sentaste en una de las sillas

- Entonces, qué estás cocinando, chef? - preguntaste, intentando sonar indiferente.

- Pasta con lo que encuentre - respondió ella, sin levantar la vista de la sartén. - No esperes nada espectacular.

Durante los siguientes minutos, el silencio fue cómodo. O casi. Porque aunque no estabais hablando, eras consciente de cada movimiento que hacía, de cómo su cabello caía sobre su rostro mientras cocinaba, de la forma en que sus manos trabajaban con agilidad.

Cuando finalmente colocó los platos sobre la mesa y se sentó frente a ti, la atmósfera cambió. Había algo eléctrico en el aire, algo que no podías ignorar.

- Bueno, no está mal, me has sorprendido - dijiste tras el primer bocado, rompiendo el silencio.

Ruslana te miró con una ceja alzada, claramente divertida.

- Vaya, gracias por tu aprobación - respondió con sarcasmo. - Ahora sí que me siento realizada.

Te echaste a reír, a pesar de ti misma. Era fácil caer en ese tira y afloja con ella, aunque supieras que sólo complicaba las cosas. Y en el fondo, muy fondo, adorabas su humor y su ironía. Aunque fuera para atacarte, sus respuestas eran divertidas

- Oye, Rus... - comenzaste, bajando un poco la voz. - Volviendo a lo de anoche...

Ella te interrumpió levantando una mano.

- Si vas a empezar como antes con disculpas o explicaciones, te advierto que no tengo paciencia para eso.

- No iba a disculparme - replicaste, sintiendo cómo tu tono se endurecía un poco. - Sólo quería decir que... No sé, creo que lo que pasó fue...

RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora