concierto zgz pt 4

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El trayecto hacia la casa de tu padre transcurrió en un silencio cargado. Ruslana conducía con las manos firmes sobre el volante, lanzándote miradas de vez en cuando para asegurarse de que estabas bien. Tú, en cambio, mirabas por la ventana, intentando procesar todo lo que estaba a punto de pasar.

Cuando finalmente girasteis en la calle que llevaba a la casa, Ruslana soltó un leve silbido. Frente a vosotras se erigía la imponente construcción que habías llamado hogar durante años: una casa de dos plantas, con un jardín perfectamente cuidado y una fachada que parecía recién sacada de una revista de arquitectura.

- Joder, tía, pero tú estás forrada. - Ruslana no pudo evitarlo, deteniendo el coche en el camino de entrada con los ojos todavía clavados en la casa.

Soltaste una risa corta, casi amarga, y te encogiste de hombros.

- No, yo no, está forrado Don Gabriel, el abogado más exitoso de Zaragoza. - Lo dijiste con un tono sarcástico, rodando los ojos. A pesar de todo, un pequeño atisbo de sonrisa se dibujó en tus labios.

Ruslana apagó el motor y ambas salisteis del coche. Al plantarte frente a la puerta principal, sentiste el peso de la situación cayendo sobre ti como una losa. Por un momento, tu respiración se volvió más rápida, pero antes de que el pánico pudiera apoderarse de ti, sentiste los brazos de Ruslana envolviéndote.

- Eh, tranquila. - Su voz era suave, pero segura, y el calor de su abrazo te ayudó a centrarte - Ya verás que va a salir todo bien. Estoy aquí contigo.

Te separaste lo justo para mirarla a los ojos, asintiendo en silencio. Su confianza parecía inquebrantable, y aunque no lo dijeras en voz alta, en ese momento, te sentiste más fuerte por tenerla a tu lado.

Respiraste hondo, levantaste la mano y llamaste a la puerta.

La puerta se abrió, y al otro lado apareció tu padre con su expresión habitual de formalidad inquebrantable. Su mirada bajó hacia ti, examinándote rápidamente como si ya tuviera preparada la reacción.

- Ah, hola, hija. Te estaba esperando. - Su tono era neutro, como si aquello fuera un trámite más en su apretada agenda.

- Hola. - Respondiste, intentando mantener la voz firme - Vengo a por mis cosas, como me dijiste.

Su atención se desvió hacia Ruslana, que estaba junto a ti con los brazos cruzados y una postura que irradiaba seguridad. La mala cara que puso no pasó desapercibida para ninguna de las dos.

- Y por qué has traído compañía?

Antes de que pudieras responder, Ruslana dio un paso al frente y soltó, sin titubear:

- Porque la voy a ayudar, a diferencia de usted.

El comentario dejó a tu padre momentáneamente sin palabras. Entreabrió la boca para decir algo, pero acabó cerrándola con un ligero carraspeo. Aunque no se lo tomó del todo mal, la incomodidad era palpable en su expresión.

- Y tú eres? - preguntó finalmente, sin molestarse en disimular el desdén en su tono.

Ruslana no se dejó intimidar. Dio un paso más hacia él, le plantó dos besos con total naturalidad y respondió con una sonrisa firme:

- Soy Ruslana, encantada.

Tu padre se quedó ligeramente rígido, claramente desconcertado por el gesto. Murmuró un "mucho gusto" mientras se apartaba un poco para dejaros pasar. Tú, por tu parte, estabas alucinando con lo que acababas de presenciar. Miraste a Ruslana de reojo, sin poder creer la seguridad con la que se había plantado ante tu padre.

A pesar de la tensión, te sentiste increíblemente protegida. Esa fuerza que Ruslana mostraba parecía envolverlo todo, y por un momento olvidaste el motivo que te había llevado hasta allí. No estabas sola en esto.

RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora