A la hora de cenar, Ruslana insistió en acompañarte hasta casa, aunque trataste de disuadirla diciéndole que no hacía falta. Pero ella no cedió, y caminasteis de vuelta, hablando de cualquier cosa menos de tus confesiones en el restaurante.
Cuando llegaste al portal, te giraste hacia ella con una sonrisa.
- Te quedas a cenar? - preguntaste, dejando que la puerta se cerrara lentamente tras de ti.
Rus negó suavemente con la cabeza, con una expresión tranquila pero firme.
- Gracias, pero voy a ir a casa a descansar. Ha sido un día largo.
Notaste algo extraño en su tono, como si estuviera esforzándose por sonar casual. No pudiste evitar dar un paso hacia ella y acariciarle la cara, buscando sus ojos.
- Estás bien? - preguntaste, en un susurro. Tu voz sonaba más preocupada de lo que habías planeado.
Rus te sostuvo la mirada por un momento antes de asentir.
- Sí, tranquila. Estoy bien. Solo... necesito dormir un poco.
Sabías que había algo más, pero también sabías que no iba a compartirlo en ese momento. Así que respetaste su espacio, aunque te pesara.
- Vale - dijiste finalmente, retirando tu mano de su rostro con cuidado - Descansa entonces.
Ruslana esbozó una pequeña sonrisa, cálida pero algo distante.
- Tú también. Nos hablamos mañana.
- Nos hablamos mañana - repetiste.
Se despidió con un suave "adiós" y comenzó a alejarse, cruzando la calle hacia donde había aparcado. Te quedaste ahí, mirándola desaparecer entre las luces de la ciudad, con una sensación de inquietud que no podías terminar de sacudirte.
Ruslana llegó a su piso y cerró la puerta con un portazo que resonó por todo el lugar. Dejó caer el bolso al suelo sin cuidado y, con un movimiento brusco, estrelló su abrigo contra el suelo. Respiraba con dificultad, intentando contener un cúmulo de emociones que la ahogaban.
Sin pensarlo dos veces, cruzó el salón y se dejó caer de bruces sobre el sofá, enterrando el rostro en un cojín. Un grito ahogado escapó de ella, lleno de frustración, rabia y algo más que no lograba descifrar. Permaneció allí unos segundos, sintiendo cómo el grito se apagaba dentro de su pecho, dejando solo un silencio incómodo.
Finalmente se levantó y caminó hasta la ventana. El aire fresco de la noche le golpeó el rostro cuando la abrió, pero no la calmó. Sacó un cigarro del bolsillo de su chaqueta, lo encendió con manos temblorosas y dio una calada larga, dejando que el humo le llenara los pulmones antes de soltarlo despacio.
Buscó su teléfono en el bolsillo trasero y, tras dudar unos segundos, marcó un número.
- Rus? - respondió Martin al segundo tono, con un tono que denotaba cierta sorpresa.
Ella se quedó en silencio un momento, mirando el reflejo de las luces de la ciudad en la ventana. Dio otra calada antes de responder.
- Estoy mal, Martin - confesó, su voz sonando rota.
Él no tardó en reaccionar.
- Qué ha pasado? Es por Tn?
- Claro que es por Tn. Siempre es por Tn.
Martin suspiró al otro lado de la línea, sabiendo que tenía que medir bien sus palabras.
- Qué ha pasado ahora?
Ruslana dejó caer la cabeza contra el marco de la ventana, cerrando los ojos.
- Nada. Esa es la cosa, Martin. No ha pasado nada. La he acompañado a su casa, me ha mirado como si fuera lo mejor del mundo, me ha acariciado la cara, y... no he sido capaz de decirle nada.
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RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCA
FanfictionTn y Chiara son compañeras de piso después de que tn decidiera ir a Barcelona para estudiar psicología por llevarle la contraria a su padre, un abogado zaragozano de gran éxito.