eres idiota

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Ya era el día siguiente y Ruslana no había dado señales de vida. Juanjo y Martin llevaban toda la noche llamándola, pero las llamadas iban directamente al buzón. No era raro que Rus se aislara cuando algo la superaba, pero esta vez sentían que la situación era más delicada.

A la mañana siguiente, decidieron llamar a Kiki.

- Qué pasa?- respondió Kiki con voz ronca, aún despertándose.

- Es Rus.- Martin fue directo al grano, sin más preámbulos - No contesta. No nos coge el móvil, lleva desaparecida desde ayer.

- Y si simplemente no quiere hablar?- preguntó Kiki, intentando convencerse de que no era tan grave, aunque por dentro ya sentía ese peso desagradable en el pecho.

- No lo hace cuando está así.- intervino Juanjo desde el fondo, con el tono calmado que siempre intentaba mantener pero que, esta vez, sonaba más preocupado - Lo sabes tan bien como nosotros.

Kiki tragó saliva. Claro que lo sabía. Ruslana no era de las que lloraban y se encerraban sin más; cuando algo la superaba, lo hacía todo más grande, más autodestructivo. A veces bebía, a veces rompía cosas, a veces simplemente desaparecía durante días sin que nadie supiera nada. Pero lo peor de todo era el silencio, ese vacío ensordecedor en el que se quedaba atrapada.

- Joder - murmuró Kiki, llevándose una mano a la cara - Y habéis ido a verla?

- No queremos presentarnos allí solos. - admitió Martin, con una honestidad que solo agravó la situación en la mente de Kiki.

Suspiró, sentándose en el borde de la cama y mirando hacia la puerta cerrada de tu habitación. No podía contarte nada de esto. No ahora.

- Vale, voy con vosotros.- respondió finalmente - Dadme media hora y nos vemos en la puerta de su casa.

- Gracias, Kiki. - dijo Juanjo, su voz aliviada.

Colgó el teléfono y se levantó. Tu puerta de seguía cerrada, y por un segundo pensó en inventarse algo más elaborado, pero la urgencia no le dejaba margen.

Golpeó suavemente la puerta antes de asomarse. Estabas sentada en la cama, con el móvil entre las manos, mirando algo sin demasiada atención.

- Qué pasa? - preguntaste, alzando la vista hacia ella.

- Nada, voy a salir un rato con una amiga. - respondió Kiki, intentando sonar casual mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

- Tan temprano?

- Sí, bueno... quería pasear un poco. Luego vuelvo, vale?

La miraste con una ligera mueca de desconfianza, pero no tenías fuerzas para hacer más preguntas.

- Vale, como quieras.

- Si necesitas algo, me escribes - añadió Kiki, forzando una sonrisa antes de cerrar la puerta y salir hacia el salón.

Cogió el bolso, las llaves y el móvil. Antes de salir del piso, lanzó un suspiro largo, mentalizándose para lo que se iban a encontrar. Ruslana no daba señales de vida, y eso no auguraba nada bueno.

Quedaron en la puerta del edificio de Ruslana. Juanjo y Martin ya estaban allí cuando llegó. Juanjo tenía las manos en los bolsillos de su chaqueta y miraba la entrada como si fuera un abismo. Martin, por su parte, intentaba fingir calma, pero su pie no dejaba de moverse.

- Habéis llamado al timbre?- preguntó Kiki, mirando hacia arriba, hacia las ventanas del piso de Ruslana.

- Varias veces. Nada.- respondió Martin, chasqueando la lengua.

RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora