tienes cinco minutos

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Te habías pasado la noche llorando, con los ojos hinchados y un nudo constante en el pecho que no había desaparecido ni un segundo. Sentías que apenas habías dormido y, aunque el cansancio te pesaba en los huesos, sabías que no podías quedarte en la cama todo el día.

Cuando te levantaste y abriste la puerta, la casa estaba extrañamente silenciosa, como si todo el ambiente aún cargara con el peso de lo ocurrido la noche anterior.

Al llegar a la cocina, viste a Kiki de pie junto a la cafetera. Tenía el ceño fruncido mientras miraba su móvil, pero levantó la vista en cuanto te escuchó entrar. Por un momento, ninguna dijo nada. Sus ojos, sin embargo, se clavaron en los tuyos, y sabías que había notado las ojeras, el enrojecimiento de tus párpados, la forma en la que evitabas mirarla directamente.

- Buenos días - dijo, su voz más neutral de lo que esperabas.

- Buenos días - respondiste, casi en un susurro.

Te dirigiste al armario para sacar una taza. Sentías su mirada sobre ti, constante, analítica. Kiki te conocía demasiado bien, y eso te ponía nerviosa.

El silencio creció entre las dos mientras preparabas tu café. Incluso el goteo de la cafetera parecía amplificado en la tensión que se respiraba.

- Tn - dijo finalmente, su tono suave, como si intentara no asustarte.

- No quiero hablar ahora - cortaste, con la voz más firme de lo que esperabas, aunque no la miraste.

- Joder, Tn, te he oído llorar toda la noche. Sé que no estás bien.

Giraste la cabeza hacia ella, clavándole una mirada que intentaba ser fría, pero que no lograba ocultar lo rota que te sentías.

- Y qué? - replicaste, dejando la taza sobre la encimera con un golpe seco - Ahora vienes a consolarme?

Kiki suspiró, pasándose una mano por el pelo, ya con la paciencia al límite.

- Estoy intentando hablar contigo. No tienes por qué ponerte así.

- Ah, no? - te giraste completamente hacia ella, cruzando los brazos - Porque, sinceramente, no me apetece escuchar otra lección tuya sobre lo que hice mal.

Kiki alzó las manos, frustrada.

- No estoy aquí para darte lecciones! Pero tampoco pienso dejarte hacerte la víctima conmigo.

Esa frase te golpeó más de lo que quisiste admitir, pero no lo mostraste.

- No estoy haciéndome la víctima - respondiste, apretando los dientes - Solo... no entiendo por qué tuviste que decir eso.

Kiki soltó una risa seca, incrédula.

- En serio volvemos a esto? Ya te lo dije anoche: no sabía que Rus no lo sabía. Qué querías que hiciera, mentir por ti?

- No era mentir, Kiki. Solo callarte.

- Es lo mismo! - explotó, dando un paso hacia ti - Sabes lo difícil que es estar entre vosotras dos? Rus y tú sois mis mejores amigas, pero ayer me hiciste sentir como si tuviera que elegir.

- Pues parece que ya elegiste, no? - murmuraste, bajando la mirada.

- Eso no es justo! - exclamó, alzando la voz - Estoy intentando ayudarte, pero tú no paras de empujarme fuera.

Hubo un momento de silencio. Kiki respiraba profundamente, intentando calmarse, mientras tú seguías con la mirada fija en el suelo, sintiéndote cada vez más pequeña.

- Sabes qué? Haz lo que quieras, Tn. Si no quieres hablar conmigo, vale. Pero no esperes que todo el mundo vaya detrás de ti siempre.

Sin esperar respuesta, Kiki salió de la cocina, dejando tras de sí el ruido de sus pasos apresurados y el eco de sus palabras. Te quedaste sola, con el café frío entre las manos y un nudo aún más grande en el pecho. Todo parecía desmoronarse, y no tenías ni idea de cómo arreglarlo.

RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora