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Te agachaste para recoger un montón de libros que Kiki había dejado tirados al lado del sofá, tratando de meterlos en una de las cajas sin que quedaran desordenados.

- Qué haces? - preguntó Kiki, entrando con una pila de camisetas en las manos.

- Intento no cometer el crimen de mezclar tus novelas románticas con las de ficción - Levantaste uno de los libros como prueba.

Kiki puso los ojos en blanco mientras dejaba las camisetas en otra caja etiquetada como "ropa de invierno".

- Gracias, bibliotecaria de la casa. Quieres que te prepare un carnet de usuaria también?

Te reíste, aunque el comentario pasó rápido. Había algo más en tu mente, algo que llevabas dándole vueltas desde la noche anterior.

Mientras colocabas el último libro en la caja, respiraste hondo y decidiste soltarlo de una vez.

- Kiki... tengo que contarte algo... he arreglado las cosas con Ruslana.

Ella, que estaba doblando una sudadera, se quedó congelada por un segundo, pero luego levantó la vista hacia ti con una ceja arqueada.

- En serio? - preguntó, con una mezcla de incredulidad y curiosidad.

Asentiste, sin saber muy bien cómo empezar a explicarlo.

- Sí. Ayer hablamos. Bueno, más bien... sacamos todo lo que teníamos guardado desde hace tiempo.

- Y? Se arregló todo así, como si nada? - Kiki se cruzó de brazos, claramente esperando más detalles.

- No fue como si nada. - Suspiraste, sentándote en el borde del sofá - Fue difícil, pero lo hablamos todo. Le pedí perdón por lo de Lucas, por no haberle dicho la verdad. Y ella me pidió perdón por cómo me trató y por todo lo que dijo.

Kiki dejó caer los brazos y te miró con una expresión que no podías descifrar del todo.

- Y ahora?

- Vamos a intentarlo de nuevo. - Te encogiste de hombros, como si fuera lo más natural del mundo, aunque el nudo en tu estómago decía otra cosa - A la tercera va la vencida, no?

Kiki soltó una carcajada, pero no fue de burla. Fue más bien de resignación mezclada con ternura.

- Vosotras dos... sois imposibles, ¿lo sabías?

- Lo sé - Sonreíste un poco, sintiendo el peso de su mirada sobre ti.

Kiki negó con la cabeza mientras volvía a centrarse en la sudadera que había estado doblando.

- Solo espero que esta vez no os matéis.

- No lo haremos - Dijiste, aunque sonaba más a un deseo que a una afirmación.

Kiki se detuvo un momento, como si estuviera pensando algo más, y luego te miró de reojo.

- Bueno, me alegro por vosotras. De verdad. Pero... - Se acercó con una sonrisa traviesa - No se te olvide que la próxima vez que os peleéis, yo ya no estaré para hacer de mediadora. Me habéis agotado ya con dos veces.

Te reíste, lanzándole uno de los cojines del sofá.

- Qué buena amiga eres, Kiki!

- La mejor - respondió, esquivando el cojín con una risa.

Seguís con las cajas, entre bromas y charlas. Pero en el fondo, sabías que las cosas estaban cambiando, tanto para Kiki como para ti.

Cuando fuiste al baño y cerraste la puerta para ducharte, Kiki se desplomó en el sofá con una caja medio vacía a su lado. Suspiró, cansada pero sonriente, y después de un segundo de reflexión, agarró su móvil del brazo del sofá.

RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora