RUSLANA Y TN OT2023 | LO MEJOR QUE ME HA PASADO NUNCA

primero la cena

El móvil vibró por enésima vez, rompiendo la paz de la habitación. Abriste los ojos lentamente, intentando orientarte. El primer rostro que viste fue el de Ruslana, aún medio dormida, pero ya con esa sonrisa perezosa que siempre parecía tener reservada para ti.

Suspiraste y alcanzaste el móvil, sacándolo del caos de tu bolso. Kiki otra vez. "Diez llamadas perdidas", indicaba la
pantalla, junto con un sinfín de mensajes de preocupación.

- Mierda... - dijiste poniéndote una mano en la cara

- Qué pasa? - Te preguntó estirándose y bostezando.

- No avisé a Kiki de que estaba aquí... seguro que me estuvo esperando para cenar... joder pobreta.

Antes de que pudieras decidir qué hacer, la vibración cesó, pero enseguida volvió a sonar. Esta vez, decidiste contestar antes de que Kiki siguiera insistiendo.

- Hola?

- Por fin, Tn! - exclamó Kiki al otro lado de la línea, sonando aliviada - Dónde te has metido? Te he llamado mil veces! He estado a punto de avisar a la policía.

- Estoy bien, tranquila - respondiste, tratando de sonar calmada, aunque la calidez del brazo de Ruslana alrededor de tu cintura te hacía sentir todo menos eso.

Ella, completamente consciente de la situación, te apretó un poco más contra su cuerpo y dejó un beso lento y juguetón en tu cuello. Por supuesto, tenía que hacerlo justo ahora.

- Con quién estás? - preguntó Kiki, su tono cambiando a uno más agudo

Ruslana se rio por lo bajo, claramente escuchando cada palabra de la conversación. Se inclinó hacia ti y murmuró con esa voz que parecía hecha para provocarte, hablando bajo, pero Kiki llegó a escucharlo:

- Deja a la Kiki un rato, que estás perfectamente aquí.

Lanzaste un suspiro, intentando ignorarla, pero justo en ese momento Kiki volvió a hablar, más emocionada y alarmada que antes.

- Es ella, verdad? Has dormido con Ruslana?

Antes de que pudieras responder, Rus susurró de nuevo, lo suficientemente alto como para que Kiki pudiera oírla otra vez.

- Bueno, dormir... no mucho.

Te giraste para mirarla, tu cara ardiendo, pero Ruslana solo te devolvió una sonrisa descarada, como si hubiera dicho la cosa más inocente del mundo.

- Pero bueno Tn... dime algo, no me dejes así! - insistió Kiki, claramente incrédula al otro lado de la llamada.

Suspiraste profundamente, cerrando los ojos un segundo antes de hablar.

- Ya te diré, Kiki. Ahora no puedo hablar - dijiste rápidamente, colgando antes de que pudiera decir algo más.

Dejaste el móvil en la mesita de noche, soltando un suspiro mientras Ruslana te observaba con esa mirada divertida y traviesa que parecía disfrutar cada segundo de tu incomodidad.

- Eres imposible - murmuraste, girándote para mirarla con las cejas levantadas.

- Y tú muy mona cuando estás nerviosa - replicó, sonriendo antes de acercarse para besarte, esta vez con más calma - Ves? Aquí estás perfectamente, sólo tú y yo.

No pudiste evitar devolverle la sonrisa, aunque una parte de ti sabía que esa conversación con Kiki no había terminado. Pero por ahora, decidiste dejar el mundo exterior en pausa un poco más.

El silencio cómodo de la mañana se llenaba con el susurro de las sábanas mientras Ruslana jugaba con tu cabello, dejando besos perezosos en tu frente y mejilla, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Estabas acurrucada contra ella, disfrutando de la calidez de su cuerpo y el ritmo tranquilo de sus caricias.