Mentiras

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Diablos le acababa de decir que me dolía el tobillo, pero el no veía más aparte de que me dolía, el problema era el baile, mi tía se infartarla cuando lo supiera, pero no tenía porque hacerlo. Estaba comiendo adentrada en mis pensamientos que no me di cuenta que me habían puesto el postre frente a mi.

-Gracias- dije mientras empezaba a comer, al terminar los deje diciendo que me iba a bañar. Mi pie estaba muy inflamado y rojo, salí con mis cosas lista para bañarme cuando mi primo y Sergio entraban a la habitación de mi primo, regrese a mi cuarto porque se me había olvidado el botiquín que siempre escondía. Y cuando regrese me pude meter a bañar, lo hice rápidamente, saque mi brazo por un lado de la cortina para no salir al frío inmediato y tome mi bata, la ate dentro de la ducha y salí, encontrándome con un Sergio muy sonriente.

-¿Qué haces aquí?- dije un poco exaltada, y como diablos no lo estaría si un chico pudo verme desnuda.

-Toma tu ropa-dijo entregándome mi ropa  que estaba hecha rollo y atada con un listón, se que suena raro, pero no me gustaba cuando solo la doblaba ya que era muy incomodo de cargar ya que yo me llevo la ropa limpia, la sucia puesta la toalla, la bata y mis productos de limpieza ya que estos son distintos  los de los demás, todos hacemos eso gracias a nuestras fobias a la suciedad y a nuestra costumbre a limpiar.  Agarre la ropa y me empece a vestir adentro de la ducha, cuando salí me puse las sandalias con dificultad ya que había estado parada en un solo pie. Traía un pantalón ancho de deporte una playera grande que bien podría ser mi vestido, blanca y la sandalias tenía la bata en la mano y agarre la toalla par ponerla en mi cabeza.

-Parece que tienes practica con lo de estar en un solo pie...- los nervios corrían en mi.

-Te dije que mi equilibrio es asombroso.

-Bien chica con equilibrio asombroso, siéntese-seguí sus ordenes-guardare el secreto, pero te costará caro, seguirás mis instrucciones si es que lo pido y responderás con un "por supuesto Sergio" además tendrás que hacer lo que diga, cuando te diga que lo hagas. Y no tienes de otra porque me es muy fácil decir que te lastimaste y es fácil de comprobar.

-Esta bien, pero recuerda que tengo cosas que hacer después de clases y no puedo interrumpir eso porque mi tía se enfadara, de ahí en fuera, puedo hacer lo que quieras mientras no sea un delito o moralmente dañino, y no afecte mis actividades fuera de la escuela.- tome el botiquín y saque la ventada y la crema muscular, comencé a dar un ligero masaje.

-Oye eso se ve feo-dijo con una mueca-además deberías ir con un médico.

-Lo haré aunque ya se que tengo y que me mandara-alzo una ceja-esguince, pastillas para la inflamación y dolor además puede ser una crema muscular.

-¡Sergio! ¿Donde estas?

-En el baño, ya casi salgo-dijo viéndome fijamente, mi cara como casi siempre era neutral-harás de que diga así que... Quiero que te arregles con un lindo vestido, con el gusto de tu tía, iremos afuera y vendrás con nosotros- susurro, su mirada parecía tenebrosa, y mis manos sudaban mientras el abrió la puerta para salir.

En que diablos me metí, era mas fácil la verdad, aunque eso evitará que cumpliera con mi ayuda a mi querido primo.

Salí momentos después para poder cambiarme, mientras me decidía por una prenda que usar sin mostrar tanta piel mi primo entro y se sentó observándome.

-¿Por qué esa ropa?

-No se- le mentí- es que... Estoy entrando en un cambio y no sé bien que hacer para sentirme mejor, así que voy a comportarme muy rara con mi ropa, quiero dejar el miedo atrás quiero saber como me pude vestir en caso de no haber pasado por eso.

-Todo va a estar bien, lo superaremos.

-Si, creo que si-y esa fue la mentira mas dolorosa de todas.

Su mirada se dulcificó, agarre el vestido crema, como tejido con un fondo blanco con unas medias eras, ya que eran gruesas y podían evitar que me sintiera desnuda, y unas botas hasta la rodilla negras, el vestido tenía un cinturón marrón oscuro, mi cabello lo deje suelto y no me maquille ni nada mas las botas ocultaban mis vendas muy bien y el vestido era muy corto podrá mi gusto pero no tenía muchas opciones. Yo no tenía un celular y lo único que cargaba era mi cartera y dulces aveces también llaves, pero eso era casi nunca. Cuando salí me encontré a mi primo y a Sergio parados frente a mi.

Mi vida desastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora