Como la conoci parte 1

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Era mi primer día como maestro particular, iba a ir con alguna niña mimada que haría berrinches por cualquier regaño que se le de... no me agradaba la idea, pero la paga era muy buena, al parecer la familia es muy rica y en estos momentos es algo que necesito, ellos contactaron conmigo, me dijeron que tenían 3 hijos, les iba a dar clase a los gemelos, los mayores, que casualmente son un niño y una niña. Puse mi mejor cara y toque el timbre, la casa era enorme y me habían abierto el portón para entrar así que al entrar fui recibido por una señora algo mayor con un uniforme de ayudante de limpieza.

—Buenas tardes joven, pase por favor.

—Buenas tardes— le di mi mejor sonrisa, ya que ella no tenía la culpa de mi mal humor. Fui caminando a lo que parecía la sala de estar, era una casa muy amplia.

—Los señores llegarán en un momento, ¿gusta algo de beber?

—Té, si no es mucha molestia, por favor.

Se retiró y pude ver bien adonde estaba, los sofás eran de un tono chocolate, me gustaba, la mesa de centro de caoba con un florero y algunas flores en el, había una chimenea a un costado, un piano blanco cerca del ventanal, el mosaico del piso era crema con un diseño no tan elaborado como otros que he visto, había plantas cerca de los ventanales, algo muy lindó, pero sin duda el candelabro era lo que más llamaba la atención, era enorme y muy llamativo, colgaba del cielorazo , una pieza muy hermosa.

—Disculpe la tardanza—una señora muy delgada y atlética llego, me levante para saludarla cuando la voz de un señor retumbó por la habitación—Mi esposo y yo estamos encantados con su presencia aquí, sabemos que es un erudito en las artes y quisiéramos que comparta sus dones con nuestros hijos.

—Buenas tardes señores, gracias por recibirme en su casa, es un honor—me detuve un momento—no estoy seguro de poder enseñarles algo a sus hijos.

—¿Qué tal si tiene una semana de prueba y si no le agrada se va? Obviamente pagaríamos sus gastos y estadía aquí, además de recibir un sueldo.—El señor hablo por primera vez desde su llegada.

—¡Me parece una muy buena idea! Tiene que conocer a mis hijos, son hermosos... se parecen tanto a a su padre...

Los niños eran educados y amables, algo que no esperaba

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Los niños eran educados y amables, algo que no esperaba.

—¿No eran tres hijos a quienes enseñaría?— La sonrisa de la señora cambio a una forzada.

—Debió haber entendido mal, si tenemos tres hijos pero sólo le enseñara a los mayores, la otra es algo diferente.— la expresión en El Niño fue de molestia, el esposo no hizo más que apretar un poco sus puños y la niña en agachar su cabeza. No opinaban lo mismo.

Mi vida desastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora