Ella

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Tenía mucha sed y me dolía la cabeza... odiaba llorar...me moví hasta chocar con algo que estaba calientito... me acerqué y lo abracé... no sabía porque sentía celos de Pamela pero es que era tan berrinchuda e infantil...

Me moví lentamente para ir por agua... no sabía donde quedaba el baño, la parte de arriba era un laberinto y no quería entrar en una habitación equivocada... me moví para ir abajo a la cocina... también aprovecharía para ver cómo irme... aunque por lo qué he visto la casa está en medio de la nada... pero debe haber algún lugar cercano como un pueblo o algo así... si me fuera en este momento estaría caminando mucho para llegar a algún lugar... pero no tenía zapatos, literal solo contaba con calcetas a lo mucho y Pamela calzaba del 4.5 y yo del 2.5... era mucha la diferencia pero si llegaba a verle algunas botas o tennis los agarraría... me sentía abrumada, tomé un poco de agua de grifo con un vaso que estaba secándose, quizá tocar un poco me tranquilizaría, el señor había guardado mi violín en un armario a un lado de la sala... pero no quería despertar a nadie... podría ir al jardín...

El pasto estaba frío y mojado... me dolía un poco por el frío pero al menos tendría el control en tocar el violín en este momento.

Mis dedos poco a poco fueron ajustándose al frío y empecé a tocar, mi corazón sangraba... deseaba tanto ser querida, ser amada, tener un lugar al cual pertenecer, ser buscada... ¿era mucho pedir?
Empecé a fluir deje de sentir el frío a pesar de que el frío quemaba mis mejillas, manos y pies, las lagrimas no me dejaban ver así que cerré los ojos, el sol empezaba a salir poco a poco, y solo hacía que sintiera más frío, yo suelo ser como un amanecer, mientras miro la felicidad más sola me siento, más aislada, menos humana.

Repetí la tonada no se cuantas veces, no se si fue una o más, solo se que intente sacar toda la soledad que tenía en mi.
Solo me detuve cuando llego el señor a abrazarme, y si se habían detenido las lagrimas las que quedaban en mi salieron hasta que llore sin lagrimas, mojé y ensucié la playera de el, quede acurrucada a él entre a la casa y vi a tío. Me sonrió, y levanto su pulgar.

—Muy bien hecho nena

Y puede que sea algo tonto para varios pero jamás me había sentido tan amada como en este momento.

Mi vida desastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora