Nuevo castigo

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La verdad había pasado un gran tiempo, el señor me cuido, y aunque había cosas que no me gustaba como la ropa que escogía para mi, me sentía querida no solo como una muñeca, Pamela intentaba ser menos escandalosa a mi alrededor, tío solo me daba pequeñas sonrisas y ya no me volvió a abrazar... y ya casi acababa porque llegaría mi tío tío y no sabía cómo se iba a mover mi castigo, el señor no me dejó comer nada dulce y hora tenía prohibido ir a algún lugar sin su permiso, ya sea el baño o el cuarto, incluso a patio... ahora me ponía mucha crema y calcetas porque mis pies se habían quemado un poco por el frío al igual que mis manos y un poco mis mejillas y nariz.

—Como te has portado muy bien nena te daré a elegir qué usar hoy para tu papi, piensa que te sientas cómoda y sea lindo... 

Sonreí... y me puse a buscar algún pantalón... no tenía ninguno... pero lo más largo era el vestido de fresas lo saqué y busqué una blusa de cuello de tortuga y manga larga, agarre la blanca y mi ropa interior solo encontré panties, agarre unas blancas sencillas  junto a unas calcetas blancas.

—Espero que le guste a tu papi— por un momento creí que me cambiaría la ropa por una de su gusto, pero me respeto... lo abracé de la emoción y le iba a dar un beso en la mejilla cuando se volteó y nos dimos un pico, en todo este tiempo no nos habíamos besado ni nada y me puse muy roja—Gracias pequeña, eres una princesa.

—Gra-Gracias señor.

Baje junto con el señor y encontré a Pame y a mi tío, tenían el desayuno listo, mi plato tenía chilaquiles verdes con pollo y jugo de naranja mientras Pame tenía hotcakes y fruta mi tío no tenía su plato porque tenía a Pame en sus piernas para darle de comer y mi señor tenía huevo y tocino con pan integral y café.

No entendía como es que cada quien podía desayunar algo distinto, antes siempre comía lo que mi tía decía que tenía que comer y todos comíamos lo mismo, además yo nunca veía cocinar a nadie pero si veía la comida y los trastes limpios aunque defendiendo a quien lo hiciera sinceramente no pasaba mucho tiempo prestando atención a eso, pasábamos mucho tiempo fuera de la areas comunes.

—Pensé que no te había gustado el vestido— me guiño un ojo y preparo el siguiente bocado para Pame.

—Te ves muy guapa con el vestido que te dio mi papi— mis mejillas se pusieron más rojas con sus comentarios.

—Gracias Pame... gracias por el vestido tío...— me senté en mi lugar y empecé a desayunar

—¿Te pusiste así de guapa porque hoy llega tu papi nena?— abrí mis ojos, yo solo busqué algo que me tapara mucho... pero y ¿si no le gustaba a mi tío? ¿Mi castigo sería más fuerte?—Tranquila nena, se que le encantará, a tu papi le gustará mucho verte así de guapa, ¿quieres que te peine?

Eso sería pedir mucho... no me gusta importunar, ser una carga no es algo que me guste hacer...

—No creo que sea una molestia, a tu tío le gusta peinar y practicar peinados para Pame ¿verdad Pame?

—Si, a mi papi le gusta peinarme, ¡deja que te peine! ¡Podríamos estar iguales! Como hermanas, mi papi también me dio un vestido igual al tuyo porque me gusto mucho solo que el mío es un poquito más esponjado... porfis... deja que te peine y nos vestimos igual ¿si? Porfis

Mire al señor y me dio una pequeña sonrisa

—Si... si no es molestia tío... ¿podrías peinarme para ver a papá?

—Por supuesto que no es molestia, solo que primero tienen que terminar el desayuno, ¿ok?

Después de desayunar acompañe a mi tío en lo que cambiaba de ropa a Pame y ella me contaba de sus cosas favoritas como la manzana y el chocolate, mi señor se fue a recoger a mi papá digo a mi tío, estaba en un sofá dentro de un armario, me parecía excesivo pero recuerdo que mis hermanos tenían un armario similar... mis hermanos, hacia mucho que no pensaba en ellos y sentía como que fueron un sueño, me sentía mal por no recordarlos más, pero ya no recordaba sus rostros o el de papá o el de mamá, todos son como maniquíes con ropa sin rostros en mi memoria, recuerdo amar a mi hermano, querer a mi hermana, anhelar el amor de mamá y la ausencia de mi padre.
—Ven nena, es tu turno de peinarte—
Pamela ya tenía su vestido puesto, con unos tacones rosas al igual que el vestido, su vestido era mucho más esponjoso que el mío y me pregunto si se siente cómoda al estar sentada, tenía una diadema con una trenza de su cabello y con rizos en su cabello, me acerqué a tío para que me peinara, sus manos me habían puesto nerviosa, al menos un poco pero intento no tocarme mucho, se demoro un poco porque mi cabello no quería ondularse, pero al final sonó un timbre donde Pame salió corriendo a abajo.
—Tranquila nena, tu papi ya no ha de estar enojado contigo...

–¿Seguro tío? Lo hice enojar mucho...

—Ya se, te daré un consejo para que se le quite el enojo, cuando lo veas lo saludas, lo abrazas y le dices "lo siento papi, no lo volveré a hacer" y te prometo que se le pasará.

—¿Lo prometes?—le puse mi meñique, y si, se que es muy infantil pero no tenía otra forma de  promesa.  Su meñique se enroscó al mío, sonreí y le di un pequeño abrazo y me respondió con unas palamaditas en la espalda —papá estaba parado en la sala, cuando me vio no hizo ningún movimiento...—Hola papá— me acerqué y lo abracé y susurré en su oído—Lo siento mucho papi, no quería ser mala contigo...

—Esta bien pequeña, no lo vuelvas a hacer, ¿ok?

—Ok papi—dije en voz alta, inmediatamente me sonroje mucho por la vergüenza.
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En la noche hicimos un cambio de habitación ahora eran 2 camas, una pequeña para mi y otra para papá.

—Dime las reglas de esta casa mi niña...

—No puedo escapar, no decir porque estoy aquí, no ir a ningún lugar sin avisar a donde voy, no ser grosera o mal educada, usar la ropa que me pongan sin decir nada, cumplir órdenes y no mentir.

—Ahora mi niña, quien te vistió hoy...

—Yo papá...

—¿Alguien te ordeno decirme o saludarme como lo hiciste?

—No, papá

—Muy bien mi niña, sabes que te tengo que castigar por intentar escapar y hacer berrinche antes de venir... así que he pensado que podría ser tu castigo y me ha costado mucho, sobre todo porque se que saliste en la madrugada al frío, lo que lastimo tu piel.

—Si papi pero ya estoy mejor mira—dije y mostré mis pies a papi... diablos, ¿qué estoy haciendo?—Amm yo...

La vergüenza que empecé a sentir era mucha, demasiada, sentí como los nervios empezaban a invadirme, yo no quería perderme en esta fantasía, al final tenía que recordar.

—Hija dime ¿por qué reaccionaste de esa manera?

—Es que papi... yo intento aceptar todo, quiero ser buena pero los mamelucos y uno tan infantil me hizo sentir mucha vergüenza, vulnerable, íbamos a salir y yo no quería que nadie más me viera...Ta... y ya

—¿También que? Aquí si se oculta algo es igual a una mentira, y...

—No debo mentir... es que tampoco sabía que pasaría fuera de mi cuarto, digo del cuarto, ya me acostumbre a estar ahí y tener mi rutina, pero el salir me dio algo de... miedo creo y yo... al saber que estaría dormida y con esa ropa y el saber que no iba a despertar ni para ir al baño fue mucho para mi, porque las pesadi...—mi
Tío abrió los ojos rápidamente y me empezó a acariciar las manos...—y si duermo profundamente llego a tener pesadillas, no estoy segura de que son solo que despierto y me siento mal y triste y preocupada y yo no quería dormir profundamente... lo siento papá yo no quería ser mala o grosera lo que dije... yo lo siento.

—Ahora lo entiendo nena hermosa, pero debes de decirnos lo que pasa por tu cabecita, ahora no vas a tener la tablet, y no irás a ningún lugar sin mi, te portaste como un bebé, serás tratado así, ¿entendido?

—Si papi, yo lo siento mucho... ¿me perdonas?

—Si amor, te perdono, pero perderás privilegios que habías conseguido, no habrá más privacidad al menos conmigo, harás todo conmigo y pedirás permiso para todo, con tu alimentación la decidiré yo, ¿entendido?

—Si papi...

Mi vida desastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora