La no cita

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Hola a todos los muchachos y las muchachas que me leen, muchas gracias y como compensación por mi extrema tardanza les traigo este capítulo antes lo normal, si quieren hacerme comentarios, preguntas, escriban y los dejo para que lean esta escena 😉❤️
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Alía
La verdad la cafetería era sumamente pequeña a comparación de otras me me encantaba, tenían el mejor pastel de chocolate de la ciudad y créanme que cuando digo de la ciudad me refiero a LA ciudad, cuando le recomendé este lugar fue porque es especial, no tenía todo ese glamour en el ambiente, se sentía más cercano, más tranquilo y sin que intentarán ser hogareños, era natural, y los que atendían eran muy amables y lindos contigo.

Ya había dejado de hablar con mi tía, me había preguntado si había salido a tener una cita con mi novio... Dios... nunca creí sentir ese bochorno, pensé que Víctor lo iba a escuchar pero por suerte se mantuvo en donde lo había dejado.

—Listo, ya le dije a mi tía, solo no puedo llegar muy tarde— a dentro del café hacía calor, lo que no era muy bueno considerando que no me gustaría quitarme la chamarra.

—Te llevare temprano a tú casa—la voz de Víctor tenía un acento que estaba intentando disimular, pero aún así sonaba a orden todo lo que decía.

—No es necesario, puedo ir en taxi o llamar a alguien, mi tía o primo.

—No puedo dejar que estés en la noche sola en un taxi, además por mi es que sigues aquí, es mi responsabilidad dejarte en tu casa a salvo.—El ceño de el me decía que no aceptaría otra alternativa, suspire y mire a sus ojos, abrí la boca para replicar —Te acompañaré, es cosa de caballeros—dijo como si fuera el código de vida de todo hombre.

—En fin—Dije aceptando sus palabras, era alguien duro de roer—tienes que probar el pastel de chocolate.

Nos formamos, había bastante gente, la buena comida tiene precio, la gente se le quedaba viendo a Víctor, y ¿Como
no? Si era un chico musculoso, guapo y con porte, era un chico de revista podría ser modelo fácilmente, y su patria sacaba a muchos modelos en l actualidad.

—¿Por qué aplaudiste cuando me presenté?— cuando hacía mucho esfuerzo en entender algo sus cejas se juntaban bastante y se marcaban dos líneas paralelas y verticales, me puse de puntitas y el se agachó un poco, mude mi dedo en esas marcas y reí un poco al ver su cara de confusión.

—Es difícil encontrar a alguien que no le importa si la gente no le habla, la mayoría en la escuela busca sobresalir, resaltar para ser depredador y no resta, todos presumiendo su apellido, el trabajo de mami o papi, aunque ellos no hacen nada, ni han hecho nada. Y de repente estás tú evitando que se acerquen, llevando la contraria. Es refrescante.

—Buena noche, ¿En qué le puedo ayudar?—el chico que nos atendía en caja era mayor en los 20's

—Quiero revelar el mejor pastel de la ciudad a mi acompañante, así que día pasteles de chocolate por favor y...

—Un café americano con poca azúcar ¿verdad?—dijo el chico, bueno tal vez iba más de lo que debía a esa cafetería, asentí un poco, mis orejas estaban calientes.—¿ Y para usted joven?

—Lo mismo y una tarta de frutos rojos con chocolate blanco—La voz de Víctor sonó un poco más tensa según yo.

—Muchas gracias en un momento sale su orden.

Fuimos a una mesa retirada donde se podía ver todo el lugar.

Empezamos a hablar de muchas cosas, de su mamá, de mi ropa, su infancia, el choco llego con mi amor y el café.

—Muchas gracias —y empecé a disfrutar el manjar frente a mí, abrí mis ojos y los chicos de me habían quedado viendo—¿Qué pasa?

—Nada— hablaron a la vez.
Me reí un poco y el chico se fue.

Seguimos hablando sobre muchas cosas distintas, política, religión, amistad, personas y todo era tan entretenido. Llegamos a mi casa en taxi bajamos después de una discusión por ver quién pagaba.

—Fue una gran tarde Víctor.

Mi vida desastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora