Mi vida desastrosa

Ken-Esteban

En mis ojos se acumularon un poco de lagrimas después de bostezar, estaba aburrido, muy aburrido, y no podía dejar de pensar en la asombrosa bailarina, lo se, se que sueño como enamorado, pero es que se veía tan sola y triste, tal vez yo quería ver eso, siempre me he sentido atraído por ser el príncipe azul de alguien. Ella era absolutamente bella, lo pensé cuando detuvo el balón y lo pienso ahora, su cabello se ve tan sedoso y bonito, sus ojos brillantes eran de un hermoso color chocolate, sus labios rosados eran tan perfectos... No me puedo comportar así, es ilógico, no es como si se hubiera portado amable o linda conmigo pero su mirada medio fría y las muecas que hacia, sus ojos cuando se enojaba hacia que  un fino rubor estuviera en sus mejillas, además su cuerpo estaba muy bueno, y para ser bailarina no lo parecía, tenía una micro cintura pero su trasero era bastante grande y redondo, como manzanas maduras, y sus pechos estoy seguro que son mas grandes de lo que parece, y no se veían pequeños.

No era de las chicas de caricaturas exageradas, era delicada pero para ser ser bailarina su cuerpo estaba demasiado desarrollado en ciertas partes.

Un niño chocó contra mi, su mamá llego e hizo que se disculpara conmigo, la plaza estaba llena de familias con niños pequeños, bueno eso parecía en la zona de comida, estaba esperando a mi desesperante hermana para poder irme, pero como la película acababa de iniciar, tendría que esperarla bastante tiempo, me levante para ir a comprar un helado cuando una linda chica estaba sentándose en una zona completamente sola y deshabitada, ella me recordaba a la bailarina, su cabello era largo y castaño oscuro, el corte era recto y caía por su espalda, el vestido era crema y de manga larga, unos chicos se acercaron a ella y se levantaron, entonces vi que uno de ello era el chico que paso por Estrella, él había sido el que la hizo sonreír, el fue el maldito.

Nunca había sido así de posesivo con alguien o con algo pero sabia que ella era distinta, la primera que no le importa como me veo o quien soy, no le importa que sea un chico becado en su escuela de ricos, no le importaba quien era mi padre o madre, no le importaba que el único motivo por el que estaba en su escuela era gracias a las materias, su casa era linda y grande, en su sala era mi sala y comedor, sus muebles eran en extremo costosos o al menos eso parecía y a ella no le importaba ni un rábano, aunque si sentía un poco de envidia, tal vez porque nunca escucho a sus padres quejarse por dinero... Su madre esta muerta, pero ¿y su padre?

Me levante y los seguí a un local, me di cuenta que era un restaurante hasta que entre y cuando iba al baño me encontré a Estrella "casualmente" ya saben no, lo que son las coincidencias...

-Hola Ken-dijo quedamente, sus mejillas estaban un poco rosas y sus ojos estaban un poco brillosos.

-Hola Estrella-dije dandole la mano, en ese momento ella se alejo un poco y agito la mano, fruncí el ceño un poco pero le di una sonrisa un momento después-¿Que haces aquí?

-Lo siento, pero no traigo guantes... Voy a comer con...un amigo de mi primo y mi primo, ¿y tu?- me pregunto distraída.

-Yo espero a mi hermana así que estoy matando el tiempo.

-¿Quieres comer con nosotros?- Cuando lo dijo quise saltar y gritar SI pero en vez de eso le di mi sonrisa de lado y asentí un poco-bien, vamos, me están esperando.

Me guió a una mesa lejana y me presento a Sergio y al maldito que la hacía sonreír, se sienta a su lado mientras yo saludaba a Sergio que se veía buena onda, el otro chico se llamaba... Ni idea de como se llamaba pero me daba una sonrisa demasiado alegre.

-Bien chicos, mi nombre es Esteban pero Estrella me llama Ken así que díganme como deseen.

- Hola Esteban, de donde conoces a Estrella- dijo medio enojado el tipo.

-Trabajo en...

-En donde mi tía quiere que este- me interrumpió Estrella- el me recogió para llevarme.

-¿Entonces el es parte del plan de mamá?- dijo el maldito... Esperen dijo ¿mamá? Y si la señora es su tía y es su mamá bueno eran primos, esta bien es su primo, el malestar en el estomago dejo de estar.

-En realidad no, solo es una coincidencia... ¿Verdad Ken?

Mi ceño se frunció—Supongo...