Hermosa

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Ella siempre ha sido hermosa, desde que la conocí hasta ahora y cada día parecía que su belleza se elevaba. Cuando estuvo sobre mis rodillas pude sentir que su cuerpo ya no era precisamente el de una niña... y yo ya lo había visto pero me calento de sobre manera que ella se entregara a mi de esa forma, cuando vi que empezó a llorar mi corazón se apretó, si se había equivocado... pero se sentía mal y arrepentida y quería más castigo. Aunque yo bien sabía que su trasero estaba rojo, inflamado, a dolorido y muy sensible.

Y la perdone.

Y nos besamos y seguí besándola y ella me correspondía, me tomaba del rostro y acariciaba mis hombros y me volvía loco poco a poco.
La lleve a la cama y sabía que no iba a llegar muy lejos, ella no estaba preparada todavía.

Me acosté lentamente y ella quedó encima de mi, estaba apoyada en sus rodillas y me siguió besando y acariciando, y hacía lo mismo. La moví para que quedara de costado. Y la miré a los ojos.

—Eres perfecta—mi voz se escuchaba más ronca por el deseo en ella y quería que ella se sintiera bien, tanto o más que yo mismo.

—¿Señor?— en su voz había cierto nerviosismo—No quiero que se tome a mal pero... quisiera conocerlo más... si es que no le molesta.... digo dice que me conoce al 100% y yo me siento muy rara porque yo a usted no... digo si no quiere no hay problema es solo que yo... digo a mi... a mi me gustaría—sus mejillas estaban de un potente color rojo, también sus orejas y el rubor también le cubría parte del pecho y cuello, me daba mucha ternura, era sumamente hermosa, y bueno tenía lógica que me preguntara sobre mi, esta vez no planeaba dejarla ir, era muy riesgoso, tanto para mi libertad como para ella, cada día se veía más vulnerable a que estuvieran cerca de ella, le habían dado su primer beso y no había sido yo... respira...

—Podrás hacerme preguntas y contestaré algunas, si no me place no las contestaré ¿entendido?— sus ojos empezaron a brillar un poco más

—Si, si señor, lo entiendo...¿Señor?

—Mande— sus ojos estaban bailando de un lado a otro, era simplemente adorable.

—¿Le gusto el beso?

—Claro que si, solo que tenía que parar cuando podía, no quiero presionarte, y ese beso ha sido el mejor de mi vida, ¿a ti te gusto?

—S-si señor, mucho— eso la estaba confundiendo, se había sentido bien y ella estaba entrando en dilematica.

—Si quieres me puedo ir... se que has de estar confundida.

—NO- grito al aferrarse a mi brazo—Por favor no me deje sola.

—Me quedaré pero quiero que uses ropa— si no, realmente no sabría de donde sacar un poco de auto control.
Fue directamente al armario y supongo que empezó a buscar algo que usar, traía un camisón de seda con encaje en el escote y le llegaba arriba de la rodilla.—¿Que tienes preciosa? Te siento más nerviosa y tensa, ¿pasa algo?

—No pasa nada... es solo que me incomoda la ropa en... ya sabes umm y yo entonces elegí ropa interior que jamás había usado...

Le di un beso en la nariz

—Está bien, tu tranquila—me lo decía más a mí, que justo quería ver que se había puesto para mi- Podemos meternos a la cama y dormir, o hacer lo que tu quieras, mi pequeña.

-Me gustaría poder conocerlo, digo mas, a lo que me refiero es que bueno yo se solo algunas pequeñas cosas, y usted sabe todo de mi, señor y me gustaría poder...saber mas sobre usted. ¿qué le gusta hacer?¿que le gusta comer, su color favorito... cosas así, si es que no le parece mal.

Mi vida desastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora