En este momento me sentía como la espada contra la pared, era como una presa entre dos depredadores a la caza y no sabia cual era mejor.Así que el señor se sentó y me acomodo en su regazo, abrazándome y marcando el territorio, hubo una pequeña pelea de miradas cuando sus brazos me rodeaban, me empezó a mirar, y a acariciar mi espalda, me relaje, estaba en su regazo, tranquila, dócil, seguía su mano como un gato al ronronear, solo me faltaba eso, me sentía como en trance...
Alguien carraspeo, no me había dado cuenta que había estado acercándome poco a poco, mis mejillas se sentían calientes pero realmente no sabia que cara poner, ¿horrorizada por lo cerca que estaba de haberlo besado?, ¿sorprendida?, ¿como si nada?, no sabia nada, entonces me mantuve sin expresión alguna, definitivamente tenía que entregar la nota y sin que nadie se enterara...
Me sentía acorralada, las náuseas se empezaron a formar en mi estómago, yo ya no podía más. Me acerqué a él y le susurré si podía tomar agua, me dio de su copa y empecé a beber, después me tomo y salimos otra vez a bailar, me perdí en mis pensamientos, o quizá en la nada, dejaba que me moviera libremente y de repente note como si me miraran fijamente, era el otro señor...-Amor... no me gusta como me ve ese señor, me hace sentir pequeña...
- A mi tampoco me agrada como te mira, tendré unas palabras con el, ve a la mesa de postres y tráeme algo con chocolate y fresa.- su orden era claras yo podía tener mi oportunidad, fui y tomé una tarta que realmente se veía buena, no me pude resistir y me la comí, seguí buscando lo que me pidió y cuando lo encontré yo seguía con el plato de la tarta en mi mano, aproveché para poner mi nota entre mi mano y el plato y así poder dársela a un mesero que se me quedaba viendo al escote, luego fui a la mesa y le entregué un pedazo de pastel de chocolate con fresas como decoración. Ahora esperaba que el joven tuviera la delicadeza de ver mi nota.
ESTÁS LEYENDO
Mi vida desastrosa
RastgeleEstrella es una chica con pensamientos únicos, un tanto grosera por si sinceridad, y no hay nadie que tenga un rencor tan grande como ella si es que lastimas a alguien de los suyos, pero por desgracia su fachada de muñeca de acero se vendrá abajo c...