Capítulo 31 Otra Vez

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- Dylan, Dylan - alguien susurraba en mi oído dulcemente, y, automáticamente supe que era Steve.

Me volteé para quedar frente a él - ¿Qué haces aquí?... En mi cama - sonreí aún con los ojos cerrados.

- Vine a despertarte - comentó y sentí su aliento chocar con mi rostro. Olía a menta, lo que me hizo pensar que yo aún no cepilla a mis dientes y bajé mi rostro - Oye... ya abre los ojos - besó mi nariz - Vamos, levántate - jaló de mi brazo suavemente.

- No - hundí mi rostro en la almohada - ¿Para qué? - traté de zafarme de su agarre pero no podía.

- Para salir - comentó cerca de mi oído.

- ¿A dónde vamos a ir? - dije chillando y tomando la sábana para taparme hasta la cabeza.

- ¿A dónde quieres ir? - sentí como se deshizo de las sábanas y quedé solo en pijama.

- Quiero dormir - me giré al lado contrario de él y tomé otra almohada para cubrir mi cara con ella.

- Ya es tarde - y como esperé arrebató esa almohada.

Resignada por su insistencia me senté sobre la cama y suspiré pasando mis manos por mi cara - ¿Qué hora es? - pregunté en un bostezo.

- Las nueve de la mañana. Todos salieron. Y lo hicieron a propósito - le vi mirar el reloj que llevaba en su muñeca y dió un suspiro al verme.

- ¿A dónde fueron? - me arrastré sobre la cama hasta quedar recargada en la pared.

- Mencionaron ir a un restaurante. Pero bueno, no les creería ni aunque fuese verdad - besó mi cabeza de forma repentina y acarició mi espalda.

Le miré por unos segundos y luego reí
- Wow... - formulé somnolienta - ¿Qué te parece si vamos de día de campo?... Nunca que he ido a uno... Bueno, lo hacía muy seguido con Loki, pero... - di un largo suspiro - Nunca con... contigo, bromee un momento para después masajear mis párpados.

Steve posó su mano sobre la mía y también dio un suspiro - Me parece bien - rápidamente besó mis labios y se puso de pie - Cambiate - ordenó y por unos segundos le miré extrañada.

Oh, Steve. No soy de que me den órdenes.

(...)

Lo más cercano era Central Park.
A decir verdad había bastante gente. Pero logramos alejarnos un poco lejos de la multitud.

Steve se veía tan galante con sus jeans azules y playera igualmente azul. Llevaba la canasta en sus manos y me pregunté a mi misma.

¿Cuándo pensé que le vería de esta manera?

- Ahí - apunté un lugar y caminamos unos segundos para que Steve dejara la canasta sobre el césped.

- Ven - me extendió su mano en cuanto se sentó - ¿Sabías que me cuesta hacer esto? -

- ¿Qué? - me senté a su lado - ¿Sentarte? -

- Sabes a lo que me refiero - comentó con una sonrisa a medias.

- Bueno, tú aprobaste la idea - hundí mis hombros y él suspiró guiando su vista a mi.

- ¿Haz notado que... eres muy linda? - su cambio repentino de tema me tomó por sorpresa.

Aún no me acostumbraba a seguirle el ritmo, y recordar que ahora salíamos en una relación que no tenía ni veinticuatro horas de fruto. Así que cohibida le sonreí - Tú también lo eres -

- ¿También soy linda? - bromeó posando sus manos detrás de él sobre el césped.

Reí y negué creyendo que era un comentario tonto y que antes hubiera descartado reírme - Lo eres - le seguí el juego. Tardé unos segundos en reaccionar y abrí la pequeña canasta. Era todo un cliché de películas. Sólo que dentro había comida empaquetada y una que otra fruta - Debo de tener algo en la cara para que me mires de esa manera dije mirando mis manos.

¿Odio o Amor? (Capitán América - Steve Rogers) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora