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Charlie me penetra con la mirada.

No hace falta que me toque como para provocarme un cosquilleo en la entrepierna. Sólo verlo sin camiseta y transpirado, con los guantes de boxeo y los tatuajes a vivo color, me produce una sensación extraña.

En cuanto sus ojos se clavan en mí, las Tracys de mi interior repiten que me arroje por la ventana pero no puedo hacerlo.

Tiene cara de malo...

Se acerca al borde.

Apaga su música, avanza unos pasos y corre un poco el cristal.

Me sonríe... Dios Santo.

Sus dientes bien marcados, la luz en sus ojos, su expresión demostrándome simpatía.

-Ho...¡Hola!-digo. Y de inmediato me pregunto si hice bien con saludarlo.

Después de todo, no parece molestarle que lo he estado espiando.

-¡Tracy!-corresponde él-. ¡Qué casualidad encontrarte de nuevo por...este medio!

-S...¡Sí!

Cuando siento que me he quedado sin palabras para seguirle hablando, Neo se acerca desde la ventana del costado y saca parte de su torso para gritarme:

-¡Voyeur!-y se mete de nuevo cerrando la cortina de su habitación.

Pfff, como si lo hubiese estado espiando a él.

Me indigno pero la vergüenza explota desde mi pecho hasta apoderarse de cada una de mis terminaciones nerviosas.

-¡No le hagas caso!-me dice Charlie pero no tengo idea de cómo continuar la conversación.

Supongo que pocas veces en mi vida he tenido charlas tan vergonzosas como esta.

-¿Te sientes bien?-me pregunta.

-¡Mojada!

-¿Qué?

¿Qué?

La palabra sale de mis labios antes de que pueda ser capaz de pensarme dos veces lo que realmente debo decir.

Pero ya es tarde y no me queda otra que escapar cuanto antes de eso:

-¡Que tengo sueño!-Simulo muy mal un bostezo mientras sostengo el borde de la ventana y agrego: ¡Me estaba por ir! Oh... ¡qué cansada me siento! ¡Adiós!

Y cierro de un golpe.

Una vez que me siento de nuevo protegida entre las cuatro paredes mi cuarto, me arrojo a suelo y pido a la Madre Tierra que abra las fauces para recibirme y sepultarme... aunque esta Señora no me oye y sigo sobre la alfombra de mi cuarto con el rostro hundido entre las rodillas.

Definitivamente no podré volver a mirar a la cara a Charlie.

Hasta que escucho de nuevo su voz desde afuera:

-¡Buenas noches!

¿Sigue ahí?

Levanto apenas la mirada y desde la parte de abajo, distingo por un bordecito cómo Charlie se resigna a que no volveré a salir y se mete también en su cuarto.

Él no es de esas personas que se ríen de otras, sino más bien cortés, pero esta vez hice algo tan humillante como estúpido.

Justo con él... ¡Justo con él!

Aunque podría haber sido peor.

Al menos Charlie tiende más a la caballerocidad.

En caso de tratarse de Theo, él se hubiera enojado o me molestaría hasta el último día de mi vida...

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora