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El recorrido en motocicleta termina siendo bastante efímero para mi gusto.

Hemos andado medio kilómetro hasta llegar a la plaza central de Iconic Valley y mi cuerpo ya se está acostumbrando a la velocidad.

Se nota que su objetivo no está en devolverme tarde a clases o llegar él después de hora a las suyas, ya que de haber sido ese el plan, me habría conducido a un lugar más lejos.

Eso es lo que quieres.

Lo sé pero tú calla.

Ajá.

Iconic es un lugar pequeño y bonito para vivir, con sus casas y edificios viejos, lindante a la costa y rodeado de bosques, resulta ser un pintoresco atractivo turístico, sobre todo todo para entusiastas por las historias de terror. Las hay en todas partes ya que nuestra tierra ha sido escenario de brutales crímenes pero aún así, lo encuentro un lugar muy tranquilo para vivir... a primera vista. Ya que en un intento por conocer el trasfondo de las leyendas urbanas, la gente desaparece sin más.

De todas maneras, yo nunca he tenido una vida con grandes sobresaltos.

El muchacho que tengo frente a mí, bajando de su motocicleta es la dinamita más peligrosa a la cual he estado expuesta.

-Seré breve-me dice-. Este sábado si necesitas ayuda de algún tipo, te vienes hasta acá, a esta plaza, y me llamas al móvil. ¿Estamos?

Bueno, parece un lugar bonito: con su iluminación de farolas, sus laberintos de arbustos y una estatua de un ex presidente en el centro, esta plaza no la encuentro un mal lugar de encuentro.

Un momento...

Sus palabras se alejan mucho de cualquier pedido romántico: En cuanto menciona este fin de semana, mi reacción termina siendo bastante lenta, no obstante logro atar cabos y lo recuerdo: Sadie Hawkins.

-Yo... bueno-murmuro y no pienso dos veces las palabras siguientes que escapan de mi boca-: ¿Por qué no vendrás? Creo que será divertido.

¿Acaso acabo de sugerir que una fiesta de instituto será divertida? ¿Qué pasa conmigo? ¿Qué ocurre con la Tracy Smith que odia los bailes y prefiere quedarse estudiando o viendo películas con palomitas a montones, doradas en mantequilla?

-¿Y a ti quién te dijo que no vendré?-sus palabras van acompañadas por un entrecejo bastante fruncido.

-Lo... Lo supuse-me escudo-. Con las fiestas a las que estás acostumbrado tú y tu grupo de amigos, dudo mucho que unas simples juergas de instituto vayan con sus modalidades de disfrute.

Por supuesto. Un clan de chicos malos en la preparatoria de Iconic, no encontrará el estímulo suficiente en algo tan sencillo. Lo peor es que son peligrosos y terriblemente adictivos, así que una vez que conoces sus fiestas Crazy, todo lo demás tiende a perder sentido.

Una vez que termino de hablar, acompaño mi gesto con una incómoda sonrisa y él nota mi modo de fingir:

-Eres una mala mentirosa.

-Lo siento...-agacho la mirada y de inmediato el me la levanta cuidadosamente con ambas manos. Luego traga saliva y noto el modo en que lentamente decide acercarse.

-No lo sientas. Supongamos que ahora te voy a creer pero aún no está todo dicho.

-¿Entonces sí tienes pensado asistir al baile?-le pregunto, esperanzada.

-Mmm. No lo sé. Aún ninguna chica me ha invitado-murmura.

Oh, mierda. ¿Me lo está insinuando a mí? Quedo en silencio unos segundos debatiendo conmigo misma qué tan duro será el golpe cuando se lo pregunte y me rechace. O qué tan incómodo sería que Theo me pase a buscar por mi casa, mamá descubra quién es mi pareja esa noche y todo se pudra aún más. Lo peor es que mi amistad con Lottie ya está expuesta a mucha vulnerabilidad y también se vería afectada.

-Entiendo-dice con dejadez y se aparta unos centímetros.

Me percato de su modo de mirarme y devuelvo sus manos a mí. Theo clava sus ojos en los míos mientras dejo que mis manos acaricien las suyas, bajando hasta la parte inferior de su muñeca y palpando el irresistible tatuaje del triángulo invertido.

-¿V...vamos?

Él esboza una media sonrisa.

-¿Adónde?

-Al... baile... ¿Quieres? ¿Quieres ir con yo...? Digo, que vayas conmigo. Si quieres... Disculpa.

Él deja reposar un beso sobre mis labios y luego añade:

-Creo que ahora sí tengo interés en asistir. ¿Y si nos marchamos?

¡Oh, mierda!

Theo se aparta y saco mi celular para ver la hora.

Hace 25 minutos empezó la clase de Biología con el Señor Phill.

¡Nunca, nunca, nunca había llegado tarde a clase por haberme quedado perdiendo el tiempo por ahí! Bueno, quizá esto no sea propiamente perder el tiempo pero no me lo puedo creer, no puede ser, no puede ser.

-Sí, nos marchemos por favor-le respondo tratando no ser pesada y él corresponde con una sonrisa.

Theo se aparta y sube a la moto. Yo vuelvo a colocarme el casco, cual está donde lo dejé y ambos nos incorporamos arriba de la bestial máquina.

Una vez que el motor empieza a rugir y ya siento mi peso siendo deslizado por las ruedas, observo a un hombre con traje y maletín cruzando la plaza.

Logra llamar mi atención ya que se queda mirándome con poca discreción mientras me marcho.

Mis manos se sujetan con fuerza a la motocicleta cuando el sujeto saca su móvil, marca un número y llama.

La moto pasa a su lado y puedo verlo desde cerca.

Es Richard, el novio de mamá.

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#MARATÓN #BADBOYS


BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora