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Theo

Tenemos que destruir.

Tenemos que destruir.

Tenemos que destruir.

Después de todo, de eso siempre se trató.

Destruir al enemigo.

Ahora el enemigo es otro.

El verdadero enemigo es Bad Boys.

Ellos siempre estuvieron por encima de todo , son una agrupación pesada y muy peligrosa, que lleva años en pie pero todo lo que sube, tiene que bajar.

Quizás es el dolor de cabeza que me está matando o la borrachera, pero me siento más libre que nunca al meterme en mi habitación y buscar el arma.

La cargo y le quito el seguro.

Me quedo mirando el cañón durante un momento y pienso en cuán atractiva sería verla sobre mi sien, volándome los sesos.

Oh, si.

Lo hago, apoyándola contra mi cuero cabelludo y pienso...

¿Qué tan atractivo sería presionar el gatillo?

¿Qué tan liberador podría llegar a ser dejar atrás toda esta mierda?

Sólo se trata de eso: Una decisión.

No sin antes hacer que valga la pena.

-¡Imbécil!-estalla Jacob desde el umbral de la puerta.

Se mete corriendo y me quita el arma de las manos. Pero si será tan... Dios Santo, necesito un poco de cordura contra este cobarde o contra mi viscosa conciencia.

-Yaaaa, calma. No iba a hacer nada, sólo estaba jugando-le digo.

-Vaya, veo que te mejoras en vano. Será mejor que dejes tus jueguitos y te lo tomes en serio. Estás a punto de cambiar la Historia de Bad Boys.

-Baaaaah, no empieces con tus dramas que me duele la cabeza lo suficiente como para no querer escucharte más. Sólo déjame hacer mi parte, ¿ya?

-Tu parte no implicaba un cañonazo contra tu jodida cabeza-me dice pasándome nuevamente el revolver y se lo quito de las manos-. A la próxima, déjame que sea yo quien te dispare.

-Sigo... borracho ¿okay? No me molestes.

-Vamos, antes de que me arrepienta.

Le dedico una media sonrisa llena de malicia y guardo al arma en mí cintura.

Al salir nos cruzamos con la Pelos Verdes quien lleva una blusa con gran escote dejando ver sus enormes tetazas. Demonios, ¿por qué debe hacer las cosas tan difíciles?

-Audrey, ahora no-le dice Jacob.

Ella, sin embargo, presiona su pecho contra mí con tal de bloquearme el paso impidiendo que sigamos avanzando. Pero justo en un mal momento vino a caerme en caliente, quizás en una borrachera de otro momento le habría dado una posibilidad.

La verdad es que la última vez que lo hice, fue con ella, lo cual no significa que me haya agradado. Por el contrario...

-Theo, ¿dónde vas? ¿No quieres pasar por mi cuarto a dormir un poco?-me pregunta juntando sus brazos y agrandándose el bulto en sus pechos.

-No...-empiezo aunque sin poder quitar los ojos de ese escote.

-Venga, Audrey, tenemos que irnos. No puedes...-Jacob la toma de un brazo pero ella se suelta con fuerza.

-¡No me toques! Yo estoy con Theo, no contigo-luego vuelve a mí-. Theo, mi amor, ¿vamos a la cama?

No puedo. No. Si estoy con ella, no podría quitarme de la cabeza a Tracy. ¿Por qué demonios he sido tan imbécil? Sería mucho mejor estar con ella aunque la muy terca prefiera sufrir y hacerme sufrir a mí con su obstinada obsesión por una relación.

¿No puede simplemente dejarlo estar y guardarse lo que siente? Yo lo hago. Tengo que hacerlo y es por el bien de ella.

Pero claaaro, no lo entiende, es tan temperamental que no entiende nada de lo que está pasando y no vale la pena perder el tiempo explicándole aquello que no debe saber.

-Theo, vamos-me habla Jacob.

Mi entrepierna se endurece a la vez que el revolver me aprieta en la cintura.

-Theo-insiste el tocapelotas.

-Ya-les digo a ambos y a continuación me dirijo a Audrey, buscando claridad-. Dices que estás de mi lado, ¿cierto?

-Ajá-dice haciendo pucheros con sus labios carnosos. Admito que son más provocadores que los de Tracy pero no me tientan ni la mitad de lo que me tientan los de ella.

-Bien-le digo-, entonces, ¿puedes tomar un arma y seguir las reglas de lo que te digamos?

Audrey se aparta unos centímetros para dirigir una mirada llena de horror a Jacob y a mí. Sus ojos cambian de uno al otro con miles de palabras atragantándose en su cuello:

-¿Qué haces?-me dice Jacob.

-Ella está con nosotros. Va a hacer lo que le digamos-le explico a Tachas.

-Pero todos van camino a la fiesta en casa de Tracy. Ella también-me explica él-, no hay tiempo para...

-Están en la gasolinera bebiendo-se interpone-. Quieren llegar borrachos a la casa de Santa Smith.

Se me inflaman las venas del cuello al escucharla hablar sobre Tracy de esa manera pero me contengo de hacer lo que mis puños querrían accionar.

-Bien-le digo a Tachas-. Audrey está con nosotros. Dale un arma.

Al meternos en el sótano, el olor a pudrición es asqueroso pero no más que los vómitos que he estado dando.

Imagino lo que ha de ser estar a oscuras durante tanto tiempo.

Por suerte no he sido yo sino Cedric y Dominic los encargados en darles de comer a estos imbéciles.

Jacob enciende la lámpara del techo y nos colocamos nuestras máscaras de goma con tétricos rostros caricaturescos. Somos unos perfectos criminales.

Tachas me señala ir abajo a la cuenta de tres.

Levanta un dedo y enciendo el modificador de voz que llevo colgado al cuello.

Levanta el segundo dedo y cargo el arma.

Al tercer dedo, las jaulas enormes braman al unísono bajo sus enormes cobertores negros.

Se huele el horror, el temor, la desesperación por querer mantener sus miserables vidas.

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BAD BOYS. ÚLTIMOS CAPÍTULOS.

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BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora