Sueños

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Hipo

Abro la puerta con cuidado, y veo a Mérida apretando su estómago. Tiene una expresión de dolor en el rostro y las piernas le tiemblan.

Corro hacia ella y la abrazo, protectivo. Al principio no parece entender lo que pasa, y se queda así unos breves segundos. Su aroma me llena la nariz de una suave fragancia, y su piel tersa roza la mía como pétalos. Se siente bien.

- ¿Estas bien? -pregunto, pero no responde.

Pero esos segundos no duran mucho y me aparta con un empujón. Camina unos pasos, pero su expresión ha cambiado. Sigue siendo de dolor, pero no creo que la del estómago.

- ¿A ti qué te pasa? -me dice-. ¿Qué estás haciendo?

- Intento cuidarte -le digo, serio.

- Deja de seguirme -me dice, un poco molesta-. Tienes novia.

Siento una punzada de dolor al recordar a Astrid. Mi... Novia.

- Esto es a parte -digo, agachando la mirada.

- Mira, eres buen chico -me dice, y lanza un pequeño grito de dolor. Camino hacia ella- ¡No! -me grita, y me detengo en seco-. Estoy bien. Solo, aléjate.

- Mérida yo... -comienzo, pero me interrumpe y sale corriendo a toda prisa por una puerta de enfrente.

La sigo, y le pido a mis piernas que me dejen alcanzarla. La veo, pero cada vez más lejos; sube unas escaleras y cierra la puerta. Intento abrirla pero le ha puesto seguro. Toco un poco desesperado.

- Mérida ábreme -le ordeno-. Ahora.

- ¡Vete! -me grita-. ¡Lárgate y déjame sola!

No tengo remedio. Ella no tiene remedio. Este asqueroso mundo no tiene remedio, y nadie hace el intento por remediarlo. Me dejo caer sobre la puerta y termino sentado con la espalda recargada en ésta. Abrazo mis rodillas y me quedo pensando unos minutos.

Ella no tiene remedio. Yo tampoco. Somos un desastre... Pero, ¿Por qué sumar todos los números negativos para que den más negativos? ¿Por qué mejor no poner paréntesis para hacerlos positivos y crecer...?

Exacto. ¡Eso es lo que haré!

Me encargaré de que Mérida y yo... Seamos números positivos.

*****

Las competencias de artísticas comenzarán pronto. El objetivo aquí no es responder primero, sino representar en un dibujo algo que quieran expresar hacia los demás. Un sentimiento, valor, acción, etc.

Los participantes suben y se colocan frente a un lienzo de tela. Hay pinturas y pinceles en éstos. Arriba está Astrid, Rapunzel, Eugene, un sujeto muy parecido a Hans (su hermano) y otros cuyos nombres no recuerdo.

Los jueces miran atentos a los artistas. Eugene parece calmado y relajado, enfocado en lo que va a pintar. La campana suena y todos toman sus pinceles. Tienen 10 minutos.

Lo primero que veo son gotas de pintura volando por el aire. En menos de lo que pienso, casi todos están manchados de las manos, la ropa y la cara. Menos Rapunzel y Eugene. Parecen sincronizados. Están sucios pero no tanto como los demás.

Entonces, Eugene toma un puñado de pintura y comienza a pintar con la mano. Veo que los jueces toman nota de eso. ¿Será malo? Rapunzel lo imita tiempo después, pero ella lo hace con los dedos, y de manera cuidadosa.

5 minutos. Nadie va a la cabeza, nadie va perdiendo, pero noto la concentración y dedicación en cada uno.

Veo a Mérida. Esta gritando con todas sus fuerzas animando a Rapunzel, al igual que todo su equipo. Brinca y sonríe, como ignorando lo que acaba de pasar hace unos minutos atrás.

La campana suena y todos se retiran del lienzo. Se ponen detrás de éste, y me percato que un chico sólo a pintado un círculo gris y una raya roja.

Astrid ha pintando un atardecer. Y los detalles se ven bien. Rapunzel pintó un cielo oscuro y linternas flotantes. Eugene pintó una corona con buenísimos detalles, otro sujeto pinta un mundo con una llama de fuego detrás de ella, una chica pinta dos sombras tomándose de la mano, el hermano de Hans pinta una chica cubriéndose con una sábana el cuerpo desnudo. Ése es el más llamativo en cuanto a colores.

No presto atención a lo que dicen. Miro a Mérida, luego a Astrid. Luego a Mérida, y a Astrid. No sé qué hacer o qué pensar. ¿Astrid o Mérida? Una u otra, ella o aquella.

- Hey -me dice Fred-. ¿Estás bien?

- S-sí -respondo distraído.

- ¿Seguro? -insiste-. Luces algo enfermo.

- Probablemente sea por tantos gritos aturdiendo mi cabeza -sonrío.

- Es el turno de Rapunzel.

Asiento, y miro a Rapunzel. Esta comenzando a explicar lo que representa el dibujo. Pero alcanzó a escucharla a mita de la frase.

- Es decir, lo sueños y aspiraciones que tenemos en la vida -hace movimientos con las manos-. Todos hemos tenidos sueños alguna vez. Uno por el cual hemos de luchar hasta el final, por el que haríamos lo que fuera...

No sé por qué miro a Jack, y me obligo a percatarme de lo que estaba suponiendo. Mira a Mérida con ternura, como si contemplase a una hemosa estrella que brilla y brilla más que las demás en el cielo oscuro.

- Nosotros no somos tan distintos en verdad -mira a los espectadores y a los jueces-. Díganme bruta, perversa u optimista al cien por ciento, pero como todos ustedes yo tengo un sueño ideal.

¿Cómo pude haber sido tan estúpido? Desde antes que yo la conociera, él la conocía. En el hospital, él se levantó contra mí por ella, porque estaba preocupado. Ahora, él la mira como algo meramente lejano, e imposible de alcanzar.

- Y haré lo posible por alcanzarlo -finaliza.

Los aplausos comienzan y los gritos también, el jurado asiente y comienza a registrar todo.

Pero mis sentimientos comienzan a sentirse culpables por lo que siento hacia Mérida. Jack y ella... Harían la pareja perfecta. Y yo no puedo hacer nada para evitarlo.

Jack ama a Mérida... La quiere y le gusta...

Mérida es el sueño de Jack. Es su linterna flotante en el cielo oscuro... Y estoy seguro de que Jack también hará lo posible por alcanzarla.

SCHOOL DAYS [Mericcup/Jackunzel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora