Paseo

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Hipo

Le entrego mi chaqueta al tiempo que me pongo el casco. La acepta sin decir nada.

Sube a la moto, se pone el casco, me abraza la cintura y recarga su cabeza en mi espalda. Extrañaba sentir sus pequeños y delgados brazos encima de mí. Enciendo la moto y arranco hacia el inicio de la ciudad.

Hoy, quiero llevarla al muelle, y al puente. Quiero pasear hoy con ella, y sentir la adrenalina juntos. Lo que resta del día, solo quiero ser la moto, ella y yo.

- Creo que va a llover -me dice.

Miro al cielo rápidamente. Está poniéndose de color gris oscuro.

- ¿Te doy tu chamarra?

- No -digo involuntariamente.

A pesar de que trae otra abajo de esa, me niego. Prefiero ser mojado yo a ella. Además, es mi responsabilidad, y no puedo evitar que algo le pase. Menos ahora, que su madre está aquí.

- Pero...

- Mérida -le digo. Odio hablar cuando conduzco porque el viento corta el sonido-. Está bien. ¿Sí?

Se queda callada. El viento está frío. Bastante. Mi cuerpo entero se estremece de vez en cuando, provocándome una pequeña oleada de calor a mi cuerpo que no dura más de dos segundos.

Cuando llegamos al muelle, comienza a llover apenas ligeramente. Es una brisa agradable, aunque mezclada con el frío viento, me molesta un poco. Pero quiero ser fuerte. Soportar una incomodidad pequeña como esta. La madre de Mérida hizo un gran trabajo con las agujas. Me siento mejor de lo que debería.

El recorrido es rápido, pero lindo. El mar está tranquilo, aunque un poco alterado. Está medio oscuro, y una que otra tienda tiene encendidas sus luces internas y externas. Las decoraciones navideñas adornan muy bien la ciudad.

- ¿Vas bien? -pregunto al cabo de un rato.

- Sí -responde.

En esta clase de paseo, lo más recomendable es ver, y no hablar. Los anuncios coloridos inundan la calle de vida y color, las personas que van y vienen de aquí a allá parecen hormiguitas cuidándose de la lluvia. El motor de la motocicleta me llena la cabeza, relajándome.

Comienza a llover con más fuerza, y es cuando decido ir al gran puente rojo, y cruzarlo con Mérida antes de que el clima empeore.

*****

Cuando llegamos a la casa de nuevo, lo que era una lluvia, se ha hecho tormenta. Tardamos casi dos horas...

Mérida está más o menos mojada, y yo.... Bueno... Parece que me han hechando una cubetada de agua encima. Entramos a su casa sin hacer ruido para que no nos ven empapados.

Los truenos retumban por la casa, lo cual nos da una ventaja sonora. Las gotas que chocan con el vidrio y el ruido que hacen, me provocan una sensación muy agradable y relajante.

Escuchamos música desde el interior del cuarto de Rapunzel.

- Shh-susurra-. Está en sus momentos artísticos.

SCHOOL DAYS [Mericcup/Jackunzel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora