SCHOOL DAYS [Mericcup/Jackunzel]

Realidad

Rapunzel 

Dos días han pasado desde que nos dijeron que nos quedáramos ocultos en algún lugar seguro. No sabemos bien por qué, pero al parecer estamos todos en riesgo y debemos cuidarnos. No hemos sabido nada de Jack, o Mérida. De nadie en concreto... Solo nos pidieron tiempo y discreción un par de días en lo que se resuelve el asunto.

Maldición. Jack me tiene preocupada. Fred nos ofreció refugio en su casa; está bien protegida y creo que sería uno de los últimos lugares en los que alguien creería que viviría una persona como Fred. Aunque, debo admitir que su casa es verdaderamente majestuosa e impresionante.

Kristoff está como loco porque no tiene ninguna noticia de Sven. Cuando nos enteramos del ataque que hubo hacia la casa de los chicos, encendimos el televisor y en las noticias grabaron (al menos una parte) lo que había pasado. El helicóptero lanzó cerca de 3 misiles a la casa y la destruyó en su mayoría. Todo lo que estaba ahí dentro se quemó y cayó hacia abajo, más o menos veinte o veinticinco metros. Muchos escombros cayeron a la carretera y a alguna que otra casa cerca de ahí. Los chicos están devastados; perdieron muchísimas cosas; muebles, ropa, autos, libros, recuerdos...

Kristoff dice que la casa tenía seguro, y que es posible que paguen los daños pero, no por completo. No todos los autos estaban asegurados...

Los vecinos abandonaron sus casas en cuanto pasó eso. Por ahora esa zona está abandonada.

Y ayer por la mañana bloquearon los aeropuertos. Nadie puede entrar ni salir por ahí.

- ¿Y ahora qué? -pregunta Gogo-. No podemos quedarnos aquí para siempre.

- No será para siempre -dice Honey-. Solo unos días.

Este sería el segundo ataque terrorista a la ciudad. Eugene está neutral; no dice ni piensa nada. Desde que llegamos no ha pronunciado palabra.

- Ni si quiera podemos asomarnos por la ventana -dice Kristoff.

Encienden la televisión y vemos lo que está pasando. El puente rojo, bloqueado, el otro, igual. Puertos, muelles, central de metros y autobuses, bloqueados. Aeropuertos igual. Estamos encerrados en la ciudad.

No soporto ver más esto y me encierro en el cuarto que me toca compartir con la chicas, me siento sobre una cama e intento tranquilizarme; lo peor que podría hacer ahora es entrar en pánico o desesperación.

Eugene entra al cuarto seguido mío.

- ¿Todo en orden? -me pregunta, tomando asiento junto a mí.

- Eso creo...

Me punza la cabeza.

- ¿Te duele la cabeza? -me pone un brazo sobre la espalda, atrayéndome a él con cuidado-. ¿Quieres que te traiga algo?

- Estoy bien -respondo, suspirando.

- Menos mal -me besa la frente.

Me besa la frente... Cuento los besos que nos hemos dado; este sería el noveno que nos damos, independientemente de si es en la frente o en la mejilla, o en los labios. Es muy reservado en algunos detalles, pero es una de las personas más lindas y cariñosas que he conocido.