Cariño

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Jack

Después de ese disparo, mi mente queda bloqueada por completo. Quedo paralizado y estupefacto. N-no puedo pensar claramente.

- ¡Cállate! -grita un tipo y me da un culatazo en uno de mis hombros.

Siento un dolor terriblemente insoportable en la espalda y en el hombro, pero, no puedo concentrarme mucho en ellos. Por ahora, Hipo es mi prioridad.

¡Pum!

Otro disparo. Entonces, por unos breves segundos, siento que él está bien, y que hará lo que creo que hará. Van otros dos sujetos hacia la otra sala, pero luego se percatan de que en el suelo solo yacen dos cuerpos tirados y muertos. Dos de ellos...

- Maldición -dice uno-. A Patrick no le gustará nada esto.

Se queda callado unos segundos, y me pongo a pensar en mi familia. No sé por qué, pero lo hago. La primera es mi madre, que se infartará en cuanto sepa lo que pasó. En mi padre, que probablemente me mandará de regreso a casa, y en mi hermana, que va a querer venir de inmediato a percatarse de que sigo vivo. Y por alguna extraña razón, me dan ganas de llorar.

- Ya tenemos el dinero. Vámonos.

- !Güey! -interrumpe uno-. ¿Qué haremos con ellos?

- Hora de dormir -dice.

¿Qué es eso?... ¿Dormir? ¿A qué se refiere? ¿Es este mi final? ¿Así moriré? ¿Es en serio?

Una rápida y fugaz imagen pasa por mi mente; mis amigos. Rapunzel, Tadashi, Fred, Elsa, Anna, Kristoff, Honey, Gogo, Hipo, y Mérida. Hipo y Mérida. Ellos dos son los que más perduran. Ellos dos... Juntos. Entonces me doy cuenta de algo que ni yo mismo quería aceptar. Algo que, debí haber dejado fluir desde hace mucho tiempo...

Hermano, cómo lo siento...

Hipo; tu y Mérida merecen estar juntos. Deben estar juntos... Yo no. Sean felices y... Perdónenme. Ambos...

Lo último que siento, es un golpe muy, muy fuerte en la nuca, y un dolor agudo en todo mi cuerpo. Pero un frío que me pone los pelos de punta.

*****

Se siente como si me hubiera emborrachado, pero con un dolor un poco menos fuerte. Hay algo que me pica los brazos, y la frente, pero se siente húmedo. Ligeramente mojado, y con un olor a hierba medicinal.

No. Esto definitivamente no es el cielo, o lo que sea que esté del otro lado de la vida. Esto es... Mi cuarto. Abro los ojos, y veo el techo blanco, y un peculiar calor en mis brazos; el sol.

- Oh, al fin -dice una voz de mujer que apenas reconozco-. ¡Mérida! ¡Ya despertó!

Intento incorporarme, pero lo que sea que traigo en los brazos me lo impide. Siento una sensación extremadamente rara, como viscosa y mojada, lo cual me pone la piel de gallina. Prefiero quedarme como estoy.

- Menos mal -dice Mérida entrando-. Gracias. ¿Puedes traerme el té que dejé en la mesa?

Parpadeo varias veces para eliminar la bruma de mis ojos.

SCHOOL DAYS [Mericcup/Jackunzel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora