Atrapado

129 24 4
                                    

Hipo

Kristoff ha estado golpeando la puerta una y otra ves pero ésta no cede ni un poco. Yo sigo sin encontrar señal o alguna otra salida. Me estoy desesperando mucho.

- Tranquilo -me dice-. Encontraremos algo.

Comienzo a ver todo más y más pequeño, pero mantengo la calma. No pasa nada. Todo está bien.

- ¿Estás bien? -pregunta Kristoff, volviéndose a mí.

No puedo concentrarme... Me duele terriblemente la cabeza. No respiro bien, y una parte de mi cuerpo está comenzando a sudarme frío. Odio esta sensación.

- Hey, hey -se pone de pie y me toma el hombro-. Tranquilo. ¿Qué pasa?

Le quito la mano de mi hombro de un jalón y comienzo a dar vueltas sobre mi eje. Quiero vomitar, golpear la puerta hasta que se rompa... Pero quién puede romper madera de casi quince centímetros de grosor.

- ¿Qué pasa? -parece asustado.

No quiero admitirlo, de hecho, no quiero ni hablar. Lo único que quiero hacer es salir de aquí. Ya no puedo controlarme. Ya no...

- Eres claustrofóbico...

Lo miro, sudando a litros de la frente. No quiero estar aquí. Ya no... No creí que esto terminaría así; sin señal, encerrados, en una habitación pequeña, sin comida o agua...

Pero debo ser positivo. Estar con la mente abierta. Sí. No pasa nada; van a encontrarnos pronto.

Pronto...

*****

Pronto. ¡Ja! Qué estúpido de mi parte creer eso. No sé si ya perdí un poco de mi cordura, o simplemente me estoy desesperando por todo.

Han pasado seis horas, y nadie ha venido. Ya hasta me duelen las uñas de rasguñar las paredes. No hay salida, y si la hay, no podemos verla. Ya busqué la puerta que conduce a otra habitación, pero no encontramos nada. ¿Estará tapada por un librero o algo así?

- Vamos -me dice Kristoff-. No te rindas.

La puerta de madera ni si quiera ha cedido, lo que me hace creer que vamos a estar aquí encerrados el resto de nuestra vida. ¿Qué sigue? Que vengan los gusanos y nos coman vivos. Sí, definitivamente eso falta.

- ¿Aún no hay señal?

- No -respondo.

Miro otra vez el teléfono. Nada. Nada. Sin señal. Batería baja. Mierda. Me voy a morir aquí...

*****

Doce horas. Nada. ¿Qué acaso los demás no nos pueden escuchar? Me duele la garganta de tanto gritar. Kristoff y yo tenemos las manos destrozadas y los nudillos mallugados. Si no hacemos algo pronto..... Voy a entrar en un estado muy feo. Necesito tranquilizarme con algo.

Entonces, cuando estoy a punto de entrar en pánico, recuerdo las cartas. ¡Sí! Las cartas.

- Kristoff -mi voz suena ronca-. Ayúdame a acomodar las cartas por fecha.

Me levanto de golpe y acomodo la lámpara cerca del mueble de las cartas para leer mejor. Hay tanto por dónde comenzar. ¿Por qué no se me ocurrió?

*****

Esto, más que nada, era un diario. El diario de Victoria.

Mi madre me ha dicho que me presentará con el joven Julián Farekings. Al parecer tiene la misma edad que yo, y vive del otro lado del puente; se irá a Italia conmigo a estudiar. Mi padre se niega a cubrir los gastos familiares. Irme podría significar una buena desición económica.
Mi querido Marcus está tan preocupado como yo. Espero enmendar las cosas con él.

¿Desición económica? ¿No se supone que debería ser más costoso? Oh... Ya. ¿Y qué pasa con Marcus? Tantas preguntas. Tantas dudas...

La vida que lleva Julián es considerablemente mejor que la mía. Incluso que la de Marcus. Mi madre es buena, por dentro y por fuera, pero siento que trama algo extraño; no tiene el hábito de presentarme con jóvenes de mi edad, o hacerme convivir mucho con ellos.
Sea como sea, no es mucho de mi agrado. Marcus me ha dicho que me cuide estos días que conviva con el nuevo individuo. ¿Es que él también teme lo mismo que yo...?

Pues claro, Victoria. Marcus sabe bien lo que va a pasar, y creo que yo también. La madre de Victoria intenta unir a su hija con el chico rico y afortunado para saldar viejas deudas.

Hoy no pasó nada interesante. Pasé la mayor parte del día con Julián, escuchando sus mil y un aventuras monetarias y extraordinarias. Al parecer el arte no le gusta, ni está interesado en la cultura de lis países. Él solo quiere hablar de política y asuntos económicos. ¿Tanto así es el deseo de poder?
Tiene un jardín hermoso lleno de bellísimas flores. Cortó una y me la dio. Un lirio blanco, perfectamente bien perfumado. No he visto a Marcus en casi una semana; salieron de viaje y no planean regresar hasta que  frío pase.

Esto... Parece una especie de novela. Pero me gusta y me intriga, de cierto modo. 

- ¿Cómo te sientes, hermano? -pregunta.

Está golpeando con un pedazo de madera la puerta. Ni si quiera me había percatado de ello. Asiento con una sonrisa para responder a su pregunta y sigo leyendo. No pasa nada. Estoy bien. Estamos bien.

Me temía que este momento llegara. La desición de irme a Italia fue una cosa en la que, de cierto modo, estuve y no de acuerdo. Pero no me preguntaron.
Ahora, me dicen que me tengo que comprometer con Julián para ayudar a la familia. Quiero hacerlo. Debo hacerlo... Pero no quiero. Amo a Marcus. Lo amo tanto, que prefiero morir antes que renunciar a él.
No lo he visto en ya casi dos meses. ¿Qué habrá pasado?

*****

Dieciocho horas. No tengo nada. No tenemos nada, y mi estómago está a punto de desesperarse. Mi cabeza ya no la aguanto, y pareciera que me han echado agua encima; estoy sudando como puerco.

Ya no aguantaré otro minuto más. ¡Ya no! Las paredes se hacen cada ves más pinches pequeñas. ¡Aaaaahhh!

- ¡Tenemos que salir de aquí! -comienzo a gritar.

- Viejo, cálmate -me dice, tomándome del hombro.

- ¡No! -le grito.

Miro a todos lados. Los malditos muros me van a aplastar. ¡No puedo respirar! ¡No puedo! Me lanzo hacia un muro y comienzo a empujarlo, a rasguñarlo, a golpearlo, pero no cede.

- ¡Hipo, cálmate! 

- ¡No! ¡Mierda! ¡No lo soporto más! ¡Ya no aguanto!

Camina a mí y me sujeta ambos hombros. Está asustado, incluso me mira como si fuese una persona extraña.

- ¡NOS QUEDAREMOS AQUÍ PARA SIEMPRE!

Entonces un golpe fuerte me tira al piso, y me quedo completamente dormido. (Noqueado)

SCHOOL DAYS [Mericcup/Jackunzel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora