Problema

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Mérida

- Oh por Dios -digo de manera nerviosa, un poco rápido-. Hay, Dios...

- ¡Lo matamos! -exclama Eugene, alterado.

- No. Sigue vivo.

- Hay que llamar a emergencias -sugiere mientras saca su teléfono.

- No -le detengo la mano-. Hay que llevárnoslo.

Incluso si lo digo así suena como una completa y tonta locura, pero, este sujeto dijo mi nombre. Lo dijo, como si fuera su último aliento. Él me conoce... Y peor aún; conoce a Hipo también.

- ¿Qué? ¿Estás loca? No podemos hacer eso.

- Él me conoce. A mí y a Hipo -objeto-. Además, si se entera de que lo atropellamos nos podría ir mal a ti y a mí.

- No lo vamos a llevar.

- Pero tenemos que hacerlo -le digo, al tiempo que me agacho y tomó su cabeza con cuidado-. ¿Me ayudas o qué?

Se queda un par de segundos pensándose la respuesta, pero al final accede.

- Está bien -me ayuda con el resto de su cuerpo. Lo subimos a la parte trasera del coche y luego continuamos conduciendo.

Durante un rato, Eugene no dice nada, y solo mira fijamente al frente. Tiene los nudillos blancos.

- ¿Por qué hiciste eso? -me pregunta.

- ¿El qué?

- ¡Recogerlo como si fuese un gato abandonado! -exclama un poco alto.

- Lo atropellamos -explico-. Sabe el cielo de dónde habrá salido, pero, no podía dejarlo ahí.

- Hubiéramos llamado a una ambulancia -carraspea un poco para calmarse-. Ya no hubiera sido nuestro problema.

- No es eso... Yo... En serio sentí que debía ayudarlo.

Froto mis sienes en cuanto comienzan a palpitarme con un pequeño dolor. Luego, Eugene sonríe, apenas un poco.

- Supongo que eres demasiado buena -continúa-. Y no querías dejarlo ahí.

- Puede que sea eso...

Ríe por lo bajo y luego acelera un poco. Ya falta poco para llegar.

- Un día de estos te van a sacar un susto por andar llevando desconocidos a tu casa, Mérida -me advierte, aunque no lo hace con el tono adecuado-. Y si eso llega a pasar, avísame -lo miro, y me guiña un ojo-. Me encantaría ayudarte.

- Gracias -correspondo al gesto-. En serio.

- Ya sabes -se encoge de hombros-. Para eso están los amigos.

******

Después de enfrentarme a una rápida discusión con Rapunzel, logramos subir a mi cuarto a nuestro nuevo visitante.

Lo atiendo tan rápido como puedo, y le atamos las piernas.

- Espera -dice Eugene-. Mérida, mira esto.

SCHOOL DAYS [Mericcup/Jackunzel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora