Vuelvo a despertar, más de 10 ojos mirandome fijamente, abro los ojos y de repente todos se acercan a la cama mientras sonríen. Menos María, ella aún lloraba.
Quiero decirle mil cosas. Pero no tengo fuerza. Aún así hago un esfuerzo, y le susurro que se acerque a la cama.
-María, no sé cuantos días han pasado desde entonces, desde el momento que me dijiste aquello, pero que sepas, que te quiero, y que lo escuché todo, deja de llorar porfavor María, te quiero ¿Vale? Y intentaré no autolastimarme más. Hazme caso, deja de llorar.
Sonríe y me abraza. ¿Que haría sin ella?
- Te quiero enana.
- María, hazme un favor. Traete uno de esos posters que me regalaste, y pegamelo aquí en la pared porfavor, me haría mucha ilusión verle continuamente.
-Así haré.- Me dijo mientras asentía con la cabeza y se secaba las lágrimas.
Al día siguiente, aparece María con el poster y me lo pega en la pared de la habitación del hospital. Debía estar una semana o más ingresada, así almenos le veía. Estaba súper contenta, y me iba animando más.
Todos sonreían al verme contenta, y hablaban del chico barbita, mientras me miraban de reojo.
Llegó el médico a la habitación a quitarme la venda de la muñeca, ya debía de tener la herida curada, y vieron que tenía un trozo minúsculo de cutex oxidado. Así que rápidamente me meten en quirófano, era un trozo pequeño pero estaba profundo y alomejor debían hacerme puntos.
YOU ARE READING
Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...