Tú puedes con todo, Aza.

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Narra Azahara, la protagonista.

Después de casi dos horas de trayecto, hemos ido a dejar a María a su casa y hemos ido a comprar. Y por fin, llego a casa. A mi casa.

Mientras mamá abre la puerta yo muevo el pie, estoy nerviosa. Nerviosa por lo que me voy a encontrar de nuevo, nerviosa por volver a la realidad. Y de repente ya está la puerta abierta, respiro hondo y me dirijo a entrar.

Troy se me tira encima como un loco y no me da tiempo a reaccionar y casi me caigo al suelo, qué poca fuerza tengo. Suelto lo que llevo en la mano en la mesa de la cocina y me tiro al suelo a acariciar al pequeñín mientras aúlla de felicidad.

-Cariño entra en el comedor y enciende la estufa, que se me ha olvidado.

Me levanto del suelo agarrándome a la silla porque no tengo fuerza para hacerlo por mí misma y cuando me dispongo a abrir la puerta del comedor pego un bote al ver lo que hay ahí. Más bien, quién hay ahí.

Estaban todos, mi hermana, mi sobrino, mis amigos más cercanos, María, mis abuelos, mis primos, mis tíos, y un pastel enorme que decía TÚ PUEDES CON TODO AZA.

Rompo a llorar cuando mi madre viene a abrazarme por detrás con lágrimas en los ojos.

Troy está súper contento y se revuelca por los pies de todas las personas presentes y yo doy abrazos y besos a todos, sin ser indiferente, no me esperaba esto y estoy súper feliz.

Y entre tanta alegría y revuelo, mientras todos comen pastel (incluso yo como un trozo), beben, cantan, bailan, y cuentan chistes malos... Yo sólo pienso en una persona, en el chico barbita. 

OscuridadWhere stories live. Discover now