Narra Pablo, el chico barbita.
- A ver, que me he fijado, o sea... -No sé como decirlo, no es fácil.
- ¿En que? -Suelta cogiéndome las manos y le doy la vuelta para que vea sus muñecas.
-En esto.-Digo señalando los cortes que tiene en ellas.
-Pa... Pablo... esto.. eh...- No sabe que decir, pero sé que se siente fatal por ello.
-Azahara, me da igual el pasado, de verdad, me da igual, pero no lo vuelvas a hacer, por favor... Por mí, o por ti, pero no lo hagas.
-Por nosotros.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo. Y deja de llamarme Azahara, suena a cuando mi madre está a punto de meterme la bronca del siglo por algo. -Intenta quitarle importancia al asunto y yo lo dejo pasar.
-Vale, lo siento, Azahara.-Digo para cabrearla sacándole la lengua.
- También deja de sacar la lengua. -Dice lanzándome una mirada de desprecio.
- ¿Algo más? Hazme un manual.
- Manual para que Azahara no se vuelva loca por ti, ¿Que te parece?
- Que haré todo lo contrario a ese manual.
-Luego tendrá consecuencias, eh.
-Estoy dispuesto a aceptarlas.
Está muy cerca de mi y me besa pero cuando quiero agarrarla de la cintura se separa de mi y me coje las manos, no sé por qué, a mí ella me gusta así.
- ¿Vendrás a dormir al final? -Me dice evitando que se le pongan roja las mejillas.
- ¿Tú quieres? -Le digo levantando una ceja y ella sonríe como una niña pequeña muerta de vergüenza y tiene unos mofletes adorables. Sé que quiere.
- No
- ¿No?
- Que es broma, claro que sí.
- Pues vamos, que tu madre si no va a estar preocupada más rato.
Y nos levantamos dispuestos a salir cuando me mira de arriba a abajo varias veces con cara triste y me preocupa.
- ¿Qué pasa? -Pregunto confuso.
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Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...