Dibujar.

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Narra Azahara, la protagonista.

Ya me han hecho las pruebas para ver si me pueden dar el alta, he entrado a las 10 de la mañana y hasta las 2:15 de la tarde no he salido, que mal. Pero bueno, según Borja han ido muy bien, así que... Toca esperar. Quiero el alta ya.

Entro a la habitación de la mano de mi madre, y al acercarme al sillón me doy cuenta que huele diferente. Huele genial. Qué raro. Bueno, se habrá sentado o acercado algún médico con buena colonia.

Mi madre baja a la cafetería a por algo de comer para ella, yo sigo con suero. Y cuando ella se va, alzo la cabeza y veo ahí el poster de Pablo, cuánto tiempo sin escuchar su voz, lo echo muchísimo de menos, y veo debajo su firma, aquella que me hizo cuando vino... No puedo dejar de pensar en sí volverá, y no quiero irme de este hospital, porque necesito verlo y aquí sé que es el sitio donde lo veré segurísimo. Cojo la libreta que hay en el primer cajón de la mesita de al borde de mi cama y después de mirar y remirar el poster 100 veces, me decido, le voy a escribir una carta, una carta para él, para mi chico barbita, necesito que sepa que es quién me da fuerzas. Cojo un bolígrafo del bolso de mi madre y empiezo a escribir:

"Hola chico barbita Pablo, no sé ni que estoy haciendo, ni si llegarás a leer esto algún día, yo espero podértelo dar, de verdad, espero que algún día sepas todo lo que te quiero, o al menos llegues a imaginarte una cuarta parte, porque saberlo es imposible. Pablo, mi chico barbita, sí, te bauticé así el día en que te vi, no te voy a mentir tampoco, me enamoré de tu voz, pero más de tu barbita, de cómo mirabas a la cámara, ahí sentado en ese sillón blanco, esperando que todos tus sueños se cumplieran y entre el negro de tus ojos se veía un destello gigante, un destello brillante, esa esperanza, esa esperanza que te mantenía vivo. Pablo, la esperanza que te mantenía vivo es la que me ha hecho a mí revivir, aunque tú no lo creas. Yo sé que tú te acuerdas de mi tanto como yo de ti, yo sé que sabes quién soy, sé que has estado aquí, lo sé, sé que tú me ayudaste a despertar. ¿Sabes algo? Me desperté cantando Desencuentro.

Pablo solo quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí, tanto directa como indirectamente, y ojalá algún día pueda tan solo abrazarte. Te quiero, pero te quiero de verdad, como se quiere a una mente, como se quiere a un corazón, a una forma de ser. Te quiero a ti, y a tu voz."

Y cuando empiezan a caerme las lágrimas por las mejillas aparece mi madre con su bocadillo de jamón y guardo rápidamente la libreta en el cajón, no quiero que lo lea, me da vergüenza.

- ¿Qué hacías?

- Nada, dibujar.

- Ah, pues sigue, sigue tranquila.

- No no, si ya me he cansado, no pasa nada.

- Vale cariño. -Dice mientras le hinca el diente a su bocadillo y yo cierro los ojos y aprieto el entrecejo para no verlo.

OscuridadWhere stories live. Discover now