Oscuridad

Un cielo.

Narra Azahara, la protagonista. 

Subo los escalones de dos en dos a toda velocidad, quiero fardar de novio, ¿novio?, bueno, ya no sé que es, o que somos, pero quiero fardar del súper regalito así que los cojo rápido sin ni si quiera sacarlos de la bolsa y bajo a toda velocidad. Cuando llego al comedor con las manos estiradas y la bolsa abierta miro a Pablo para volverle a agradecer con la mirada que me los haya comprado pero su gesto es totalmente inexpresivo, está mirando la silla donde yo estaba sentada y parece triste. Me preocupa que haya manchado por la regla aunque desde que dejé de comer no me baja, me dijeron que era normal, con el transtorno la regla deja de bajar, pero estoy trabajando para que vuelva. No entiendo qué le pasa. Aun así me doy la vuelta y sigo mirando a mi madre que lee la caja de los altavoces con mucha ilusión y parece que dice algo que mis pensamientos no han dejado escuchar. 

- ¿Qué?

- Que son muy bonitos, hija. Pero oye Pablo, que no hacia falta. 

Pablo levanta la cabeza 10 segundos después de lo que ha dicho mi madre y intenta sonreír pero se nota que no lo hace en serio. 

- Claro, claro que hacia falta. Os los merecéis. 

María me mira nerviosa, sabe que ha Pablo le pasa algo, nos hemos dado cuenta todos y un incómodo silencio inunda el comedor y yo solo quiero desaparecer de la mano de Pablo, pero parece que él no está muy por la labor. María corta el silencio con tono nervioso:

-Bueno, yo me...me voy ya Aza, que tengo cosas que hacer... nos vemos, nos vemos mañana, ¿Vale? -Balbucea mientras se acerca a mí y con la mirada señala a Pablo que ahora se está mirando las uñas mientras nos mira fijamente. 

-Vale, ya hablaremos para empezar a ir a comprar cosas del curso. 

-Sí.

Quedan apenas 2 semanas para empezar esta nueva etapa y no sé si me muero de ganas o de nervios. 

-Mamá, vamos a subir Pablo y yo a vestirnos que iremos a dar una vuelta por el parque, ¿no? -Digo mirando a Pablo que tiene los ojos muy abiertos mientras mira a un punto fijo.

-Eh, sí, sí.

Y ante su falta de atención, me doy la vuelta, digna de mí, y subo las escaleras pisando fuerte para que se dé cuenta que me he enfadado. No tarda en aparecer detrás de mí y cuando entro a la habitación me coge por la cintura y me abraza muy fuerte. No lo entiendo.

-¿Se puede saber qué coño te pasa?

- ¿A mí?

-No, a mi prima. ¿Tú qué crees?

-No me pasa nada. Solo... -Lo miro atenta, no me gusta nada su tono de voz.- solo que me voy a ir. Me voy.

¿Qué le ha picado a este ahora?

- ¿Que qué?

- Que me voy a ir Azahara, que me voy.

-Pero qué, dónde, porqué, ¿No estás cómodo?

-No no, no es eso, claro que no es eso... Estoy muy cómodo. ¿Aza, porqué no has comido?

- ¿Qué?- Esa pregunta me ha pillado por completa sorpresa y no sé como reaccionar. 

- Ya me has escuchado, no me hagas volverlo a decir por favor. 

-Pablo, porque no tenía hambre en serio, te vas a ir porque me he comido solo media manzana, ¿De verdad? Ya veo lo que te importo. Te importo una mierda. 

-No Azahara, no es eso, pero no te entiendo, de verdad, no te entiendo y me cuesta. Me cuesta pillarte, saber el porqué de lo que haces, de tus acciones. 

-Pablo, ya lo sabes, te lo he dicho, si te da miedo el puto infierno no sé qué haces con una chica como yo, llena de demonios por dentro. 

- Pero no te entiendo, si tú eres un cielo. -Y me hace gracia su comentario y sonrío mirándole a los ojos. 

- Quizás eres tú, que me llevas a las nubes cuando me miras así. Poco a poco comeré más, no te comas la cabeza con esto por favor, estoy bien. A parte tampoco me va mal ayunar - digo golpeandome la tripa. Pablo me mira con el gesto enfadado, ni si quiera habla y a mí se me corta la respiración.- Era una broma, tonto. 

-Pues ni puta gracia, joder. Eres perfecta así, tal y como eres. Con tus pelos de loca, tu manía de sacar la lengua cuando te pones nerviosa o incluso cuando arrugas la nariz porque te da mucho asco algo. Eres perfecta Azahara, lo eres. 

-Te quiero. -Y no le da tiempo a hablar, porque ya le he vuelto a besar.