Narra Azahara, la protagonista.
Han pasado 4 días, y estos días he estado muy sola, siempre que podía le escribía a Pablo en esa libreta que tengo en el cajón de la mesita de noche, de momento nadie sabe que está ahí, me daría mucha vergüenza, la guardaré como recuerdo porque no creo que Pablo la llegara a leer nunca.
Llevo como 40 páginas de escritos diferentes. Todos para la misma persona, todos para el chico barbita.
El médico me ha dicho que mañana martes, ya podré irme a casa, así que mi madre hoy se ha ido a preparar la casa para que mi vuelta sea súper acogedora, o eso dice ella. Echo un montón de menos al pequeño Troy, mi perrito, desde que entré aquí no lo he visto más.
Ya como sin suero, y hoy me he comido un puré de verduras que estaba buenísimo y me he comido todo el tazón entero. Estoy subiendo de peso, pero eso es bueno, no es malo, o eso dicen.
Tendré que volver cada mes a hacerme un seguimiento durante un año, si empeora durante más. Pero aun así no quiero irme. Resulta raro sí, estoy entre 4 paredes blancas, una tele que va con dinero una cama con simples sábanas blancas y miles de máquinas conectadas aquí, pero me siento mejor que en casa, aquí están todos por mí, no me siento sola, tengo a Borja mi médico, que le he cogido muchísimo cariño. A Vero, la enfermera que me acompañaba a hacer pis cuando no estaba María o mi madre o mi hermana, a Marina y a Elisabeth, dos chicas con bulimia y anorexia respectivamente.
Y sobre todo aquí tengo la mínima esperanza de ver al chico barbita. Cosa que en casa no, así que decido escribirle al chico barbita lo que siento, y mi despedida poniendo principalmente que esta libreta me la voy a llevar a casa y será para mí pero necesito escribírselo.
YOU ARE READING
Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...