Narra Pablo, el chico barbita.
Al bajar nos encontramos toda una mesa llena de comida y a María y la madre de Aza sentadas en la mesa.
-Hombre, hola guapísima, buenos días, gracias otra vez, eh. -Digo acercándome a María y dándole un abrazo y dos besos. Qué menos. Después de ayudarme a encontrar a Aza. Ella se limita a sonreír y decir que no es nada.
- ¿Tú qué? ¿Aparece el churri y te olvidas de la mejor amiga? -Dice María pegándole una cachetada en el culo a mi Azahara.
-No no, si hoy te iba a llamar. De verdad. Todo es su culpa. -Dice señalándome y sonriendo como una niña buena y no puedo restitir a besarla en la mejilla.
-Sí, seguro que me ibas a llamar, vaya. -Dice María levantando la ceja. Anda, ya sé de quién lo ha aprendido.
-¿Todo mi culpa? Qué cara tienes. -Digo riéndome.
-Sí. Lo es. ¿A que sí mamá?
-Sí.
-Anda se te han aliado la novia y la suegra. Mal vas, huye ahora que puedes. - Suelta María entre carcajadas. La novia y la suegra ha dicho, me muero de la vergüenza pero me encanta como suena. Mi novia y mi suegra.
-María, tía. -Azahara está indignada.
- ¿Qué?- Dice María haciéndose la tonta.
-Vamos a ver, cariño, que no hay que ser muy listo para percatarse que solo hace falta la cara de tontos que tenéis. Vamos, que no hay que tener un máster para darse cuenta que aquí hay tema. -Dice mi supuesta suegra y a mí me encanta que se vea así, y que sea tan fácil.
-Bueno lo que digáis. -Dice Azahara mirándome esperando que yo no esté molesto por ello y claro que no lo estoy.
-Bueno, pues suegra, -digo con cierto tono de vergüenza- si tú lo dices será verdad, ¿no? -digo mirando a Azahara y sonriéndole. -Cualquier cuerdo se volvería loco por tu hija.
Azahara se gira y me abraza muy fuerte mientras me besa la barbilla porque no llega más arriba.
-Qué tonto es, no le hagáis caso, cuando no come delira. -Dice ella sonriendo, sabe que no miento.
-Bueno, pues venga, sentaos a comer que se va a poner malo.
Desayunamos los cuatro a la vez mientras María le explica lo que ha echo estos días a Aza. Aza escucha atentamente sonriendo porque María vive experiencias para no dejar de reír y mi suegra comenta de vez en cuando pero presta más atención a la tele y yo entrelazo mis pies con los de Aza mientras le acaricio el muslo con la mano derecha y con la otra me espabilo para comerme el croasán
-Y hasta aquí. Han sido apenas dos días pero bueno, ya sabes que yo soy muy intensa. -Dice María riéndose y tapándose la boca con las manos. Lleva un escote muy grande y parece que en cualquier momento se le van a salir los pechos y yo intento solo mirar el pelo despeinado de mi niña, que me gusta más que cualquier pecho.- Y vosotros, ¿Qué habéis echo?
Me saca de mis pensamientos con ese comentario.
-No...nosotros...pues nosotros... ¿qué hemos echo nosotros, Pablito? -El marrón para el chico barbita.
- Nada fuera de lo que vamos a hacer todos los días. Cenar, dormir, pasear, comprar, y poco más. -Digo sonriendo.
-Bueno, yo hay cosas que espero no repetir. -Supongo que se refiere al llorar.
-De vez en cuando tampoco va mal. -Digo mirándola fijamente y me estiro para besarle la frente.- Pero yo también espero que no lo tengamos que repetir al menos muy a menudo.
- Ay, cariño, no me has enseñado los altavoces que te ha regalado Pablo.
-Tienes razón mamá, ahora voy a buscarlos. -Dice Azahara levantándose de la silla y corriendo arriba. Miro su plato, solo se ha comido una manzana y la ha dejado por la mitad. Joder.
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Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...