Narra Pablo, el chico barbita.
Azahara va a la habitación de su madre a por un pijama para mí, o almenos un pantalón de deporte de su padre para mi, mientras yo miro la pared.
De repente paso la mano por encima de el escritorio y veo aquella libreta. Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, esa libreta hizo que ella y yo coincidiéramos sin vernos. Es nuestra unión. Nuestro hilo transparente.
La abro y miro si después de lo que yo le puse ha escrito algo y sí, sí lo ha echo. Pero no me da tiempo a mirarlo porque Aza entra en la habitación.
-¿Qué haces? NO NO NO NO- y viene corriendo a quitarme la libreta.
-Oye guapa, que esto es tan tuyo como mío. -y levanto la libreta al aire y ella no llega a cogerla y pega saltitos y me resulta tan bonita que me enamoro un poco más de ella.
- NO, es solo mía, devuélvemela Pablo!- Dice ella con tono de niña pequeña.
- ¿Pa... Pablo? No no, yo no me llamo así. A ver en la libreta pone mi nombre espera. -Hago el acto de abrirla mientras ella sigue intentando saltar para alcanzarla.
-Vale, vale, chi...chico barbita... ya está ale, ¿me la das? -Dice cruzando los brazos.
-Ten, tonta. - Se la doy a la vez que me pega un puñetazo en el hombro y la agarro de la cintura y la tiro a la cama mientras le hago cosquillas.
Intenta reírse forzado y sé que es forzado porque lo único que hace es meter barriga y intentar deshacerse de mí. ¿Porque lo hace? Prefiero dejarla y parar con el juego, sé que no está cómoda.
- Ten -dice arreglándose los pelos con la mano, parece una brujita- solo había esta camiseta de mi padre del año la catapún y estos pantalones de chandal de cuando a mi hermana le dio por el deporte. Se los ha puesto una vez.
- No, gracias, pero no necesito la camiseta.
- ¿Co...co...como?
- Que no, que no necesito la camiseta, que yo duermo solo con pantalones, que sino estoy muy incómodo.
-Ah, bue...bueno vale.
Sé que se muere de ganas porque me quede en pantalones delante suya, así sin nada más y yo me muero de ganas por hacerlo así que le quito el pantalón de la mano mientras me quito la camiseta y ella hace el acto de taparse los ojos como una niña pequeña pero veo como me mira fijamente entre ellos.
-Sé que me miras, tonta.
-Qué va, ¿Yo? ¿Mirarte? ¿Como te desnudas? Qué va.
- Qué bien mientes.
- Y tú qué bien disimulas -dice levantando las cejas mientras mira mi entrepierna y yo me ruborizo tanto que tiemblo.
-Es culpa tuya.
-Sí claro, la culpa siempre...
-La culpa siempre para el chico barbita.
-Pues eso. Voy a cambiarme al lavabo, ahora vengo. Me llevo la libreta. -Dice cogiéndola del escritorio con un manotazo y saliendo con andares de diva.
-¿Para qué te vas al lavabo si ya te he visto desnuda?
-Mira mira, callate o duermes en el sofá. Qué vergüenza por favor.
-A mi me ha gustado, si quieres lo podemos repetir.
-Claro, ¿Y que más?
- De momento me conformo con eso y un besito de buenas noches.
-Vale, pues te doy el besito y al sofá.
-No, digo, y también dormir contigo.
-Vale, ahora vuelvo. No toques nada. Que te veo.
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Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...