Narra Pablo, el chico barbita.
- Ahora sí, vamos a cenar en serio.
- Vale, vale, vamos.
Pasamos todo el camino abrazados tan fuerte que a veces me cuesta respirar, pero no importa. Vamos a un restaurante que hace las mejores pizzas de Málaga en el que solía comer con mi familia cuando era pequeño, y como me conocen, pido a Marcos, el camarero de la entrada, una mesa en una sala donde no haya nadie.
- Claro, Pablito. Sube a la tercera planta. No hay nadie, ahora subo a ver que queréis.
-Perfecto, gracias. -Digo tirando de Azahara.
-Gracias. -Dice Azahara con tono de niña buena y la miro riéndome.
Subimos arriba y retiro su silla para que se siente y la acerco a la mesa una vez está sentada. Doy la vuelta cojo mi silla y me siento más cerca de ella, no quiero estar en frente, quiero estar a su lado.
- Por fin chica, me muero de hambre. Que manera más fea tienes de entretenerme.
- Ya claro, pues ya no te doy ni un beso más.-Dice entrecerrando los ojos, retándome.
- No podrás aguantar. -Digo acercando mi boca a la suya a penas a un centímetro de separación y noto su respiración agitada.
- ¿Y tú sí? -Dice levantando una ceja y lamiéndose los labios.
Y de repente aparece Marcos y, supongo que por instinto los dos nos separamos de golpe. Ella mira a la ventana un poco nerviosa.
- ¿Ya sabéis lo que queréis?
- Yo lo de siempre.
- ¿La pizza de siempre, no?
- Sí. -Sonrío. Me conoce mucho. Una pizza con más de 20 ingredientes es lo mejor.
- ¿Y tú, guapísima? -Dice Marcos y yo asiento mirándola, sí, es guapísima.
Frunce el ceño sin saber que quiere mientras pone morritos. Marcos o te vas o me la como delante tuya.
- Una pizza de piña.
- Vale, perfecto. -Dice Marcos sonriendo mientras recoje las cartas de la mesa.
-Para beber vino. -Digo yo.
- Y para mí, agua. -Dice Azahara tímidamente y yo me aguanto la risa e hincho las mejillas y me pellizca la pierna por debajo de la mesa.
Marcos se va sonriendo y cuando sale y cierra la puerta estallo a reír.
- ¿Pizza de piña y agua? Jajajajajajaja, ¿Y a las 9 a dormir, verdad bebé?
- Ser sana no tiene nada que ver con ser un bebé. -Dice mirándome con cara de enfado mientras sus labios se curvan. Se aguanta la risa.
- Vale bebé, ¿Sabes que otra cosa no tiene nada que ver con ser un bebé?
-Sorprendeme, viejo borracho. -Está molesta, pero me encanta.
- Quererte, tonta, quererte. Ni aunque tuvieras dos años. -Me acerco y la beso.
-Vaya aguante tienes, eh. Ya has perdido. Y oye, eres un asaltacunas.
- ¿Me voy?-Digo retándola. -Lo digo para no parecer un asaltacunas.
- A mí me da igual, mi cuna la puedes asaltar siempre que quieras.
- ¿Solo la tuya?-Sonrío mirándola fijamente mientras me acerco para besarla.
- Que me entere yo que asaltas más, que te mato. A ti y a ella. -Me encanta el tono de celosa.
- Qué celosilla- Digo riéndome, necesito más de esto, de saber que me quiere.
-Celosa no, lo que es mío, es mío.
-¿Y de mí, qué es tuyo?
-Todo.
-¿Todo?
-Todísimo.
-Todo tuyo.
-Todo mío.
-Pues exigo lo mismo.
-¿Lo mismo?
- Tú toda mía.
-Yo ya soy toda tuya desde hace tiempo.
- ¿Desde cuando?
- Desde que se escuchó tu voz, tan tan tan horrible -dice exagerando- en mi coche.
- ¿Sí? Pues qué pena no haberlo sabido antes.
- Sí, ¿pero sabes qué?
-Para que yo sea tuya... tienes que hacer algo. -Me tienta y pasan dos mil pensamientos por mi cabeza y me muero de ganas de hacerle todos y cada uno de ellos.
- ¿Cuál?
- Cántame.
- ¿Qué te cante? No, no, qué vergüenza.
-¿Vergüenza? ¿Te repito el capítulo de esta tarde y verás lo que es vergüenza?
- Hombre, pues no me importaría volverte a ver desnuda.-Sonrío y se ruboriza mientras me pega en el brazo.
-Idiota, va, cántame.
Y con mucho miedo, me arranco.
-Deja de volverme loco... y regalame un te quiero que empiece a soñar otro poco y a imaginarme tus besos...
Sonrío tímidamente y abro los ojos mirándola.
- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.- Y se levanta a besarme mucho y muy rápido. Y yo no puedo dejar de quererla cada vez más.
-Yo también te quiero, te quiero, te quiero...
- Pero me has cantado muy poco.
-Tenemos toda una vida para cantarte más. Mucho más.
- Deja de volverme loca...
-Y regalame un te quiero...
-¿Sabes que mi abuela es muy fan de Diana Navarro?
- ¿Sabes que yo también?
- Me lo suponía.
- ¿Y sabes también de que soy muy fan?
- ¿De qué? - Dice levantando una ceja.
- De cuando levantas una ceja.
- ¿Por qué? -Dice riendo tímidamente.
- Porque sí. Porque eres preciosa.
-Callate.-Y me besa otra vez.
-Voy a llamar a mi madre para avisarla, que no la he visto a penas y estará preocupada.
-Vale, cariño.
Y se va al balcón a hablar por telefono, da pasitos hacia la derecha y la izquierda mientras se pone el pelo detrás de la oreja y sonríe.
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Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...