Narra Azahara, la protagonista.
Con todo el lío de la fiesta de anoche, al final no he deshecho las bolsas de ropa ni nada, está todo tal y como lo traje. Son las 12 de la mañana, vaya horas de levantarme, me levanto buscando las zapatillas con los pies y decido que hoy no será como todos los días y recuerdo lo que me dijo aquella voz, y me miro al espejo, y me repito tantas veces que soy preciosa, que acabo por creérmelo, o al menos por querer creérmelo. Eso deberían hacer todas las mujeres del mundo.
Salgo del lavabo, y me propongo recoger e ordenar todo el desastre de las bolsas que hemos traído y cuando ya lo tengo todo recogido, siento que me falta algo. Me pongo a buscar y rebuscar mientras pienso que es, y caigo en la cuenta. La libreta.
Bajo como una flecha al comedor.
-Hombre, buenos días hij...
-Mamá ¿has guardado ya las bolsas de ayer? -Digo con la respiración entrecortada. Demasiado esfuerzo de buena mañana.
- Sí, claro, son las 12 de la mañana eh guapa, yo llevo despierta desde las 9.
- ¿Y no has encontrado una libreta? ¿No había una libreta? ¿La has leído? No, ¿no? ¿Pero estaba o qué?
-Oye, cálmate, déjame contestar primero. No, no he encontrado ninguna libreta. ¿Pero qué es eso tan misterioso que no puedo leer?
-Nada, nada.
Cojo el teléfono y me pongo a llamar a María, seguro que la tiene ella y seguro que ya la ha leído, qué vergüenza por favor.
- María, hola...
- Hola pedorra.
- Oye, la libreta que te dije que cogieras de la mesita. ¿La tienes tú no? Porque yo no...
- ¿Qué libreta?
- Joder, María, cuando salíamos de la habitación te dije que cogieras la libreta.
- Ostias, es que como escuché algo de la mesita, pensé que te referías a las llaves. No cogí ninguna libreta tía.
- Joder María, yo te mato.
- En 10 minutos estoy en tu casa.
- Vale, adiós.
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Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...