Narra Azahara, la protagonista.
-Pablo...
-Dime cariño.
- Mi madre... mi madre se ha empeñado en que vayamos a dormir a mi casa.
- Bueno, pues habrá que hacerle el favor. -Me mira levantando las cejas, sonriendo con cara de pícaro. Con esa carita que duerma toda mi vida a mi lado, por favor.
- No, calla, en serio. Dice que si no te vienes a dormir, que vengas a desayunar.
- No, no, voy a dormir... si no te importa, claro.
- Sí me importa. -Digo poniendo morritos y cruzando los brazos a modo de niña pequeña.
- ¿Por qué?- Dice sonriendo.- No pasa nada si no quieres que vaya no voy.
- No sé si vas a caber en mi cuna. -Lo miro entrecerrando los ojos, a modo de defensa por llamarme bebé.
- Tranquila, me acurruco.
- Qué ganas de que llegue el momento. -Le digo susurrando.
- ¿Qué momento? -Sabe a lo que me refiero pero quiere que se lo diga.
- El momento en el que te acurrucas a mí. Pero para siempre.
- Ojalá vivir acurrucado en tí para siempre.
-Ojalá seas para siempre.
-Ojalá seamos para siempre.
-Ojalá no vomites toda esa pizza de noche.
-Ojalá no me contagies con la piña.
Y los dos nos reímos a carcajadas por nuestras tonterías. Tonterías que nos dan vida, pero que siguen siendo tonterías.
Nos comemos las pizzas con prisas muertos de ganas de un beso, ganas de una noche juntos, ganas de un desayuno juntos, ganas de estar juntos. Y por un momento me olvido de mis problemas, de que estoy comiendo, y solo pienso en que estoy con él, con mi chico barbita. Y ahora sí, es mío. Oficialmente, solo mío.
-Azahara, tenemos que hablar... -Dice dándole un sorbo a su copa de vino. Rápidamente me tenso y siento un escalofrío subiendo por mi espalda.
- ¿Algo importante? -Digo nerviosa, se me acaba de quitar el poco hambre que tenía.
- Mucho. -Dice serio.
-Pablo no me asustes, si es una broma no tiene gracia.
-Ojalá fuera una broma, cariño. -Me tranquiliza su forma de llamarme pero aún así estoy ansiosa por saber que me tiene que decir.
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Oscuridad
Genç KurguAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...