Narra Pablo, el chico barbita.
Lo bueno de Azahara es que no espera nada de nadie, quizá es porque le han dado muchos palos y nunca ha podido confíar o simplemente porque es así, pero nunca espera nada de ti y a la mínima se sorprendre, y eso es bueno, no hace falta tener nada preparado porque ella siempre disfruta de cada momento y está dispuesta a todo. Como para no volverse loco por ella.
Acabamos de comer y es muy tarde, entre la mañana de periodistas que hemos tenido y el viaje y todo se nos ha echo un poco tarde, aún así decidimos ir a dar un paseo a la playa y después iremos a disfrutar del hotel.
Pongo un billete de 50 en el pequeño platito que me da el camarero y Azahara hace una mueca de desprecio.
-¿Qué pasa?
-Nada, me da rabia que no me hayas dicho nada y tengas que pagar tú todo, no he traído nada.
-No te preocupes, si he tenido yo la idea invito yo a todo. Ya me invitarás tú a la próxima. -Digo sonriendo. De verdad que no me importa gastarme dinero en ella.
-Trato hecho.- Dice mientras dirige la mirada a mi móvil a la vez que se ilumina la pantalla de éste.
-Ufff, tengo diez llamadas perdidas de tu madre. Me va a matar. Empiezo bien. -Digo un pelín asustado.
-Te va a matar, sí.
Rápido le devuelvo la llamada, le comento que todo bien, que hemos comido ya y todo y le pido disculpas 100 veces mientras ella me repite que no me preocupe y que disfrutemos. Qué linda es.
-Bueno, no parecía muy molesta.
-Porque aún no tenéis confianza del todo, -Dice Aza sacando la lengua.
-No ayudas a tranquilizarme.
-Te tranquilizaré más tarde. -Dice Azahara y miles de cosas que hacer con ella se me pasan por la cabeza y un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
-No veo la hora de que llegue el momento.
-Venga pues vámonos, ¿a la playa?
-Sí, vamos. -Digo levantándome de la silla y agarrando su mano con fuerza.
Pasear por la playa es lo que más hemos echo juntos desde que nos conocemos y no dejaría de hacerlo por nada del mundo, si eso conlleva pasear de su mano.
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Oscuridad
Teen FictionAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...