Narra Azahara, la protagonista.
Pasa un rato, no sé cuanto tiempo exactamente, pero a mí se me ha echo muy corto, hemos hablado de todo, de él, de mí, de mis estudios, de sus conciertos, y como no, de mi peso. Hemos acabado enfadados otra vez, él me decía que estaba demasiado delgada que no era la misma Azahara y yo me he sentido muy molesta y le he contestado borde, lo acepto.
No sé pedirle perdón, nunca he sabido pedir perdón a nadie y en estos últimos meses me he vuelto más borde y más cerrada en mí, así que no lo hago y me quedo allí sentada mientras Pablo se aleja molesto. Después de mi última frase "Creo que estos meses sin ti he estado mejor, al menos nadie me decía como estaba mejor yo misma", de la cual me arrepiento con toda mi alma, Pablo se ha levantado, se ha mirado al espejo, y ha abierto la puerta.
- Me voy a seguir firmando a las chicas, si quieres que nos volvamos a ver ya sabes donde encontrarme. Adiós. - Eso ha dicho, con la cara descompuesta, la mirada fija en el suelo y tragando saliva continuadamente.
Me he sentido tan mal conmigo misma que he roto en lágrimas justo cuando he escuchado que cerraba la puerta detrás de él. He llamado a María y hemos salido de allí, pasando por al lado del palco donde él estaba firmando.
Y lo he mirado. Y me ha mirado. Y he sonreído entre lágrimas, como pidiendo disculpas. Y él se ha sonrojado y ha seguido mirando a la chica que estaba tirada en sus brazos como si no hubiera un mañana.
- Quita de ahí, perra. - He murmurado mirando a esa niñata mientras María me pegaba un codazo.
- Tú harías lo mismo. - Me suelta María haciéndome entrar en razón.
- Es cierto y lo debería haber echo.
- ¿Me vas a explicar ya que ha pasado? - Pregunta María una vez más, yo suspiro y asiento.
Y pasamos todo el camino de vuelta a casa hablando, yo llorando y María abrazándome y echándome las culpas. Y es que las tengo.
Las tengo y esto no me lo perdonaré nunca y sé que él tampoco. Me he pasado. Soy una completa estúpida.
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Oscuridad
Ficção AdolescenteAzahara era una chica con muchos problemas. Ni su físico, ni sus amistades, ni nada de su entorno ayudaba para que toda su tristeza desapareciera. Era buena en los estudios, e incluso más inteligente de lo que llegaba a demostrar. Su vida se desmoro...