Capítulo 12

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-Por un momento creí que estabas en el baño...

-Sabes que siempre vengo a por la leche. –Dije moviendo el vaso de leche frente a él.

-Entonces haré lo mismo. –Se sirvió un vaso para él antes de sentarse frente a mí. –Tengo que hacerte una pregunta...

-Dime.

-¿Por qué sigues llevando el anillo?

-¿Por qué lo sigues llevando tú? –Pregunté de igual manera.

-Siento que no debo quitármelo.

-Yo igual... –Respondí bebiendo de mi vaso.

-¿Sabes? Creo que haberte conocido fue lo más bonito que me pasó en la vida. –Fruncí el ceño al oír eso. ¿De qué hablaba? –No sabes cómo me sentí cuando decidiste casarte conmigo, y cuando ya vino Elyssa... Bff, me hicieron el hombre más feliz del mundo. Te quiero.

Y sin dejar que hablara, introdujo su lengua en mi boca dejándome sin aliento. Al principio me resistí, pero después sentí una sensación cálida en el pecho que nunca antes había experimentado.

Rodeé su cuello con mis manos sin creer que esto estuviera pasando, sin creer que de verdad nos estuviéramos besando por fin. ¿Pero a que venía todo ese discurso?

Dylan me acercó más a él convirtiéndose en un beso casi desesperado para ambos hasta que un ruido hizo que nos separáramos acalorados.

-¡Lo siento! No quise interrumpir, solo vine a por un vaso de agua... –Ángela caminó hacia la jarra que había sobre el mármol para llenarse un vaso. –Buenas noches, y sigan con lo que estaban haciendo... –Sonrió pícaramente antes de salir de la cocina después de habernos guiñado un ojo provocando que mis mejillas se tornaran rojas.

-Lo siento, pero esa entrometida estaba parada en la puerta mirándonos...

-¿Qué? ¿Solo había dicho ese bonito discurso y besado por la asistenta social? –Y-yo... C-creo que me voy a dormir...

-¿Estás bien?

-S-sí. –Ni siquiera recogí el vaso, subí a la habitación casi corriendo sintiendo ganas de vomitar. ¿Pero qué me pasaba? ¿Cómo iba a pensar que me había besado porqué así lo sentía él?

Me acosté en la cama dándole la espalda a la parte en la que Dylan dormiría sintiendo como un nudo se había formado en mi garganta y mis ojos cristalizarse.

-Olivia...

-Quiero dormir. –Murmuré intentando que mi voz sonara normal.

-Perdón si te molestaste por el beso, pero creí que así Ángela se lo creería más...

-N-no pasa nada. –Una lágrima brotó de mis ojos mientras que el primer sollozo estaba a punto de salir.

-¿Seguro que estás bien? –Moví la cabeza asintiendo. –Vale, comprendo que no quieras mirarme... Buenas noches. –Sin responderle, cerré los ojos sintiendo más lágrimas caer.

Ese beso había sido como una puñalada trasera que no había esperado para nada. El beso de Judas...



~24 DE ENERO~


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