Capítulo 33

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~30 DE JUNIO~


-Uh, tienes un humor de perros...

-Lo sé. –Gruñí ordenando un poco mi escritorio.

-¿Por qué estás así? ¿Es que anoche no hubo...

-Si hubo. –La corté. –Bueno, más o menos. Dylan descubrió que me dolía y paró...

-Sabia que te dolía aunque dijeras que no.

-Pero no sólo es eso. Hay más motivos para que esté de mal humor.

-Como por ejemplo...

-Me vino el periodo. –Enumeré con mis dedos. –Y Elyssa tuvo mala noche.

-¿Qué le pasó a la princesa?

-No sé, puede que fuera una pesadilla porque fiebre no tenía. Solo quería estar con nosotros, así que la dejamos dormir en nuestra cama. –Suspiré viendo como Amelia se acercaba a nosotras.

-¡Hola! Aquí tengo el nuevo expediente.

-¿Para cuándo es? –Preguntó Sofía cogiendo la carpeta que Amelia le entregaba.

-Para mañana por la mañana.

-Entonces vamos a ello. –Dije sintiendo un dolor agudo en mi barriga. –Sof...

-¿Sí?

-¿De casualidad no tendrás una pastilla para el dolor? Me duelen demasiado los ovarios...

-No, pero esto es demasiado gracioso. –Dijo riendo mientras señalaba algo a mi espalda. Fruncí el ceño girándome para descubrir la cara más que colorada de Sean.

-Oh, hola, Sean.

-H-hola...

-¿Tienes tú alguna pastilla para el dolor? –Pregunté haciendo que su cara se pusiera aún más roja.

-N-no, yo no...

-Bueno, no importa. Gracias de todas formas. ¿Querías algo?

-Y-yo venía a... –Miró a Amelia como si ella tuviera que entender de que hablaba. –Cambiar el expediente. Te equivocaste y cogiste el mío.

-¡Oh, lo siento! No me di cuenta.

-No pasa nada... –Sean sonrió tímidamente antes de que Sofía le intercambiara la carpeta. –Que les sea leve.

-Lo será cuando se me pase este dolor... –Murmuré mientras que el chico desaparecía de nuestra visión y Sofía seguía riendo.

-Creo que lo asustaste al pobre...

-No debería. Ya es lo suficientemente mayorcito para saber todo esto. –Rodé los ojos y las tres nos pusimos a trabajar.


☼☼☼


-Olivia...

-¡Déjame! ¡Ya dije que no! ¡Y es no! ¿O hablo otro idioma para que no me entiendas?

-Dios, estás insoportable, ¿eh?

-¡Claro! ¡La insoportable soy yo! –Grité nuevamente levantándome del césped artificial para entrar a la casa.

-Espera un momento, Olivia...

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora